La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se ha encargado de la exhumación e identificación genética de los cuerpos de Emiliano Cobo y Justo Palomino González, ejecutados en 1940.
periodicoclm.publico.es / S. Jiménez / 30/10/2022
GUADALAJARA.- Dos familias de asesinados por el franquismo en Guadalajara han podido recuperar, 82 años después, los restos de sus seres queridos. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha entregado a los familiares de Emiliano Cobo y Justo Palomino las urnas que contienen sus restos, los cuales fueron exhumados de la fosa común del cementerio municipal a la que fueron arrojados.
Junto a esta fosa, de la que fueron exhumados por voluntarios de la ARMH, se producía este sábado la entrega de las urnas a los familiares que recibían los restos de estos dos afiliados a la UGT que fueron asesinados por las autoridades franquistas después de haber sido sometidos a supuestos juicios y condenados a muerte.
Ambos, recuerdan desde la ARMH, fueron acusados de adhesión a la rebelión, algo con lo que les autoridades golpistas acusaban a quienes defendían el gobierno legal de la República de haberse rebelado contra el orden establecido.
Emiliano Cobo, natural de Moratilla de los Meleros (Guadalajara), residía en Loranca de Tajuña, donde trabajaba como jornalero. Estaba casado y era afiliado al sindicato UGT, del que fue presidente, así como de la junta de incautación de la localidad, durante la guerra.
En abril de 1939 fue detenido y el 22 de septiembre de ese mismo año, mediante un juicio sumarísimo, fue condenado a muerte, acusado de «adhesión a la rebelión con la concurrencia de las circunstancias agravantes de perversidad social, daños causados al estado y particulares, y mayor trascendencia de los hechos ejecutados», explican desde la asociación.
Tras ello, el 24 de febrero de 1940, cuanto Emiliano tenía 33 años, fue ejecutado en ‘La Rambla’, un lugar próximo al cementerio de Guadalajara, y enterrado -según el sumario- en el patio 4, fosa 3 del cementerio civil.
Poco más de un mes después era también ejecutado y arrojado a una fosa común de este mismo cementerio Justo Palomino González, cuando tenía 34 años. Era natural de Sacedón (Guadalajara), estaba casado y trabajaba como labrador. También estaba afiliado a la UGT y era teniente del Ejército Popular de la República.
El 27 de noviembre de 1939 fue detenido, condenado a muerte y asesinado. Su cuerpo fue arrojado a una fosa común en el cementerio municipal de Guadalajara el 6 de abril de 1940.
Sus restos, al igual que los de Emiliano, fueron recuperados gracias a las actuaciones llevadas a cabo por la ARMH, que se ha ocupado de la investigación, las labores de exhumación así como las de identificación genética, con sus propios recursos, ya que -precisan desde la asociación- no solicita subvenciones para la búsqueda de desaparecidos. Consideran que los derechos humanos deben estar garantizados y no son subvencionables, porque eso obliga a grupos de familiares a competir a ver quién obtiene los limitados recursos y deja fuera a otras familias.
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Fotografía destacada: Las urnas con los restos eran entregadas a las familias junto a la fosa de la que han sido exhumados. | ARMH