La búsqueda de José Galán Núñez y Manuel Ramiro Souto se inicia a petición de sus familiares. Ambos nacidos en la localidad coruñesa de Almeiras. Culleredo, formaron parte de la guerrilla antifranquista y fueron asesinados por la Guardia Civil en junio de 1952.
La localización se consideraba precisa debido a la descripción del enterramiento en la causa militar obtenida en el Archivo Intermedio Militar del Noroeste de Ferrol, a la que la Asociación ha tenido acceso. La citada fosa estaría situada en el lado derecho de la parte posterior de la iglesia del cementerio según se entra.
José Galán Núñez (a) DEREITO, MIGUEL era natural de Alvedro-Culleredo en A Coruña. No tenemos datos biográficos de antes de echarse al monte, pero sí sabemos que durante su estadía en la guerrilla estuvo integrado en los destacamentos Arturo Cortizas, Enrique Líster y Manuel Ponte.
Manuel Ramiro Souto nació en Almeiras-Culleredo en 1925, de profesión albañil. Se echó al monte en compañía de sus tíos Ramón Romay Ramoné y Josefa Ramiro Santos, tras la deserción de Ricardo de la Fuente y para evitar que este los delate como enlaces de la guerrilla. En sus últimos tiempos de estadía en el monte, se integraba en el Destacamento Manuel Ponte, en la compañía de Juan Couto Sanjurjo y José Galán Núñez, ya mencionado con anterioridad.
Los guerrilleros, al detectar la presencia de la Guardia Civil, intentaron la huida iniciando para eso un violento tiroteo con disparos y bombas de mano que los obligó a recluirse nuevamente en la corte. Ante las exhortaciones para que se rindiesen, Couto salió con los brazos en alto comunicando que sus dos compañeros, Manuel Ramiro Souto y José Galán Núñez yacían muertos en el interior de la corte.
En ambos casos se señala como causa de su muerte las lesiones endocraneales causadas por los proyectiles. Fueron inhumados en una caja de madera sepultada en el cementerio localizado en la parte posterior de la iglesia.
El hallazgo de los cuerpos de José y Manuel se producía 2 días después del inicio de los trabajos en el cementerio. Previamente se realizó una cata manual que localizó el antiguo muro que rodeaba la iglesia y que sirvió para indicar el límite hasta el que se debía prospectar. Finalmente y debido a la gran cantidad de escombro debido a los sucesivos rellenos se optó por usar medios mecánicos y así facilitar los trabajos de retirada de tierra.
Los cuerpos se localizaron donde señalaba la documentación que manejaba la Asociación y coincidía en la ubicación que también indicaron los vecinos, que tenían como referencia ver, de pequeños, desde la ventana de la sacristía la superficie de la fosa común y las flores que, durante algunos años, dejaron los familiares.
Los cuerpos fueron inhumados juntos en una misma caja de madera de pino elaborada por un carpintero de la zona. Junto a los restos se recuperaron dos pares de botas de fuelle y algunos objetos personales. También varios proyectiles de arma corta de 9mm largo localizados en varias zonas del cuerpo de las víctimas. El siguiente paso es el análisis en el laboratorio por parte del antropólogo portugués Gonçalo Carnim.