Fosa: Sigüeya (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: Andrés Crespo Prieto
La fosa se situaba en una finca cercana a la localidad de Sigüeya, en la comarca leonesa de La Cabrera.
En aquel lugar, según todos los indicios, se encontraron los restos de Manuel Blanco Pascual, vecino de O Barco de Valdeorras (Ourense), de 39 años de edad, asesinado por un grupo de regulares en julio de 1940.
Manuel Blanco Pascual, fotógrafo residente en O Barco de Valdeorras, formaba parte de la corporación municipal de aquella localidad como teniente de alcalde. A finales de julio de 1936 logró escapar ante la entrada en la villa de los militares rebeldes. Declarado en rebeldía, se libró de una muerte segura. No tendría la misma suerte el alcalde, Abdón Blanco García, sometido a consejo de guerra, condenado a muerte y fusilado en Ourense a finales de aquel mismo año. En su faceta como político, Blanco Pascual colaboró en la creación del Frente Popular como miembro del Partido Comunista; como fotógrafo, gracias a él O Barco de Valdeorras puede contar, hoy en día, con una colección importante de imágenes de la villa de los años veinte y treinta del siglo XX. Había nacido en Lérida el 3 de agosto de 1900.
Blanco Pascual huyó hacia la comarca leonesa de La Cabrera y posteriormente pudo dirigirse a Asturias, región que permaneció bajo control gubernamental hasta octubre de 1937. A la caída de ésta, cruzó de nuevo hacia tierras cabreiresas, pasando a formar parte de los grupos de huidos que permanecían por la zona, dirigidos por Manuel Girón Bazán y Manuel Álvarez Arias Bailarín.
El 6 de julio de 1940, una denuncia propició que un fuerte contingente de regulares y falangistas rodeara una casa de la localidad de Lomba donde se ocultaban cuatro resistentes. Iniciado el combate, dos de ellos -los asturianos Arcadio Ríos y Valentín García- pudieron salir del cerco. Junto a ellos, tomarían el mismo camino Laura Blanco Rodríguez, la dueña de la casa donde se ocultaba el grupo y el hijo de ésta, Manuel Jesús López Blanco.
No corrieron la misma suerte dos de sus compañeros: el primero de ellos, Domingo Valle Cañal fue apresado con vida y murió posteriormente en el trayecto hasta Puente de Domingo Flórez, a consecuencia de las heridas sufridas durante el combate. Su cuerpo está enterrado en el cementerio de Pombriego. El segundo, gravemente herido, consiguió salir del cerco siendo posteriormente detenido, torturado y finalmente asesinado en el cercano pueblo de Sigüeya.
Los testimonios contaron que el lugar de fusilamiento se localizaba adosado a un muro de piedra, que marcaba la separación de dos fincas situadas en Sigüeya.
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