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Publicado por ARMH

Exhumación Fresnedo

Fosa: Fresnedo (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Según algunos deponentes que presenciaron la escena histórica, el enterramiento se encontraba situado en la antigua carretera C-631, que unía los municipios de Ponferrada y Toreno. El punto exacto de la ubicación se caracterizaba por diversos elementos contextuales: en la cuneta de la antigua carretera, en un cruce de caminos de tierra y bajo un nogal que se encontraba rodeado de malezas y zarzamoras.

Santiago García, de avanzada edad pero en plenas facultades mentales, era quien conocía el punto exacto en el que se hallaba el enterramiento de tres individuos fusilados el 7 de septiembre de 1936 por un grupo de pistoleros de la Falange.

Las víctimas eran Marcelino Vuelta Rodríguez, vecino de Toreno, minero y con una prótesis en la pierna izquierda; Ramón Martínez y la joven de 16 años Felicita Pérez Guerra, ambos vecinos de Santa Marina del Sil. Cerca de Fresnedo los asesinaron y sus cuerpos fueron abandonados hasta que, horas después, vecinos de la localidad próxima los enterraron al borde de la carretera.

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Exhumación Curro-Barro

Fosa: Curro – Barro (Pontevedra)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Según la información de la que se disponía, la fosa se encontraba situada en una zona ajardinada situada detrás de la Iglesia de Curro, en el concello pontevedrés de Barro. En dicha fosa se hallaban los cuerpos de dos personas asesinadas el 15 de septiembre de 1936 en un bosque de eucaliptos que se encuentra cercano a la zona.

Castor Cordal Garrido era electricista y miembro de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT); estaba casado y no tenía hijos. Una de sus hermanas afirmó que Castor sabía que lo estaban buscando los falangistas y por eso intentó huir. Se escondió en distintos lugares hasta que un delator lo descubrió. Fue detenido y llevado al Pazo de Fefiñáns (Cambados), donde fue recluido con varias personas. Su padre quiso verlo pero no se lo permitieron; cuando lo intentó al tercer día le dijeron que se había escapado a Portugal, pero Castor ya había sido asesinado. Antes, los falangistas habían visitado la casa de la víctima, en la que el padre les pidió que le hicieran a él lo que quisieran, pero que no molestaran a su familia; no obstante, obligaron a las hermanas de Castor (exceptuando a la más pequeña) a que bailaran desnudas delante de ellos.

Los falangistas también acudieron a casa de Ramón Barreiro, donde torturaron a sus padres, violando y rapando al cero a su madre para que éstos informaran del paradero en el que se encontraba su hijo. Ramón tenía 28 años y se había ganado cierta fama con las gacetillas locales que escribía. Pertenecía a una familia de tradición republicana y su hermano, movilizado para la guerra por las tropas franquistas, se pasó al lado contrario. Al parecer, fue un cuñado de su madre quien delató a Ramón.

Los familiares informaron además que los cuerpos de ambas víctimas habían sido trasladados al lugar de inhumación atados en una escalera. Unos amigos de la familia de Castor Cordal presenciaron la escena y se lo comunicaron inmediatamente a la familia, que no había cesado en su búsqueda.

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Exhumación Calatayud

Fosa: Calatayud (Zaragoza)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

La localización de la fosa fue posible gracias a la labor previa de investigación realizada por la ARMH y la colaboración de los familiares de Jaime Tabuenca Pinilla, los cuales se encargaron de la recuperación de los testimonios y todo el proceso de investigación, entrevistas con los testigos y documentación en archivo, que llevó a la localización de la fosa.

En dicho estudio y recopilación de información colaboró también Nacho Moreno Medida, autor del libro La ciudad Silenciada, un estudio basado en la represión fascista sufrida en la zona de Calatayud y en el que se recoge el testimonio directo de Esther Tabuenca Sierra, hija de Jaime Teófilo Tabuenca Pinilla.

El 11 de agosto de 1936, un piquete formado por cerca de veinte guardias civiles y seis falangistas marcharon hasta aquel paraje donde permanecían escondido Jaime Tabuenca y Daniel Quintana. La Guardia Civil comenzó a inspeccionar el terreno y desde fuera de la caseta de los trabajadores comenzaron a vociferar preguntando si había alguien dentro. Se hizo el silencio. A través de un agujero en la puerta, las fuerzas rebeldes se percataron de que había alguien dentro. No se lo pensaron. Dispararon a la puerta y consiguieron abrirla. Allí se encontraron a Jaime Tabuenca herido en el brazo perdiendo abundante sangre a consecuencia de la ráfaga de balas. Junto a él, se hallaba Daniel Quintana, directivo de la C.N.T. del ramo metalúrgico e íntimo amigo de Jaime.

Ambos fueron sacados a empujones y culatazos. Malheridos, descendieron los ocho peldaños de la escalera de la estación y fueron obligados a caminar durante unos metros. Los regocijos de los represores junto a la herida mortal hacían aún más eterno el calvario. A escasos doscientos metros de las escaleras, Jaime Tabuenca y Daniel Quintana se desplomaban en el suelo donde serían acribillados acabando finalmente con sus vidas, no sin antes, haberles provocado varios cortes en la boca con un machete.

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Exhumación Argomoso

Fosa: Argomoso (Lugo)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Según explicaron los testigos y familiares de la víctima, José Antonio Díaz Álvarez estaba casado y tenía cuatro hijos cuando fue sacado a punta de pistola de su casa, situada en la pequeña localidad de Ove (Ribadeo, Lugo) por los falangistas locales. Éstos también tenían la intención de detener en la aldea próxima de Vilavella a un vecino llamado Pedro Soto, pero éste corrió mejor suerte y escapó con una herida de bala en una pierna, pudiendo refugiarse en el interior de una cueva marina en la ría de Ribadeo.

Por otra parte, José Antonio Díaz fue llevado a Miraveles, de donde consiguió huir después de haber recibido algunos disparos. Malherido estuvo escondido durante varios días en el barrio de Las Plazas, en Argomoso. Un chivatazo a los falangistas sobre el lugar donde estaba oculto le hizo presagiar su final. Fue asesinado a las cinco de la tarde del 20 de septiembre de 1936, delante del edificio de la escuela rural de Argomoso, tras recibir varios disparos en la nuca. Su ejecutor, según los archivos históricos consultados por la ARMH, fue el cabo municipal de Mondoñedo.

El libro de defunciones del Registro Civil de Mondoñedo recoge la muerte de una persona desconocida el 22 de septiembre de 1936, y se la describe como un hombre de 43 años, pelo castaño oscuro, de 1,78 de estatura, corpulento, con barba de varios días y bigote recortado. Vestía camiseta blanca, sobre la que llevaba otra oscura, sucia y con cremallera, chaqueta de tela, pantalón viejo de pana clara con rodilleras cuadriculares, calcetines blancos de estopa y zuecas del país y boina negra.

A inicios de 1979 los familiares y algunos testigos inscribieron a José Antonio Díaz en el registro de Ribadeo, haciendo constar que la personas recogida como “desconocida” en 1936 era en realidad José Antonio. Su viuda, además, solicitó la ayuda correspondiente a las viudas de guerra, la cual le fue concedida en mayo del mismo año 1979.

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Exhumación Tejedo del Sil

Fosa: Tejedo del Sil (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: Andrés Crespo Prieto
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Tras el golpe de Estado de julio de 1936, buena parte de la provincia de León, quedó bajo mando sublevado, después de varias acciones de resistencia en cada ciudad y pueblo. Sin embargo, algunas zonas del norte de la provincia permanecerán fieles a la legalidad republicana, convirtiéndose además en lugares de paso para miles de personas que tanto de la provincia como de Galicia, Zamora, Salamanca y otras zonas, pretendían cruzar el frente, salvar su vida y luchar por la legitimidad republicana.

Sin embargo, a finales de octubre de 1937, el Frente Norte acaba por derrumbarse definitivamente y con el buena parte de las esperanzas de lucha del Noroeste de la Península. Con ello, comienza una terrible persecución contra las miles de personas que habían cruzado el frente y que no consiguieron ser evacuados por los puertos marítimos asturianos. Y uno de los ejemplos de asesinatos cometidos como consecuencia de esta persecución, es el de la fosa común existente en Tejedo del Sil, en el término municipal de Palacios del Sil.

Gracias a los testimonios que durante años se han recopilado de la zona, conocemos que el 29 de octubre de 1937, tres personas que deambulaban por los montes huyendo de la muerte, se acercaron al pueblo de Tejedo del Sil para pedir comida a los vecinos. Sin embargo, en lugar de comida, se encontraron con la persecución de un grupo de falangistas armados, tratando de escapar río arriba. A escasos kilómetros del pueblo, junto a un arroyo que desemboca en el río Sil, fueron localizados y asesinados. Y en el mismo lugar fueron enterrados sus cuerpos, donde sus asesinos decidieron. Las identidades de las tres víctimas son las siguientes: José Ramón Méndez Rodríguez, Leoncio Plácido Rodríguez Alonso y Zenón (Sin apellido conocido)

Las labores de exhumación se llevaron a cabo en el mes de agosto de 2008, sacando a la luz los restos de estas víctimas, vecinos de Vega de Viejos (José Ramón y Leoncio Plácido) y de Cuevas de Sil (Zenón).

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Exhumación Pinilla de la Valdería

Fosa: Pinilla de la Valdería (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: Andrés Crespo Prieto
Álbum de fotografías de la exhumación

Tras el golpe de Estado de julio de 1936 y el control por parte de los militares sublevados de buena parte de la provincia de León, se desató una desmedida represión violenta contra la sociedad civil. Uno de los ejemplos de las miles de desapariciones forzadas que tuvieron lugar en esa segunda mitad de 1936, es la fosa común localizada en el término municipal de Castrocontrigo, más concretamente en Pinilla de la Valdería.

Como sabemos, muchos de los asesinatos se cometían en los aparentes traslados de personas entre prisiones. Y este fue uno de esos casos. El día 14 de septiembre de 1936, tres vecinos de Noceda del Bierzo, uno de San Justo de Cabanillas y otro de Viñales, encarcelados en Bembibre, son subidos a un camión ya que, según les dicen sus captores, van a ser trasladados a la prisión de Astorga. Sin embargo, nunca llegarán. En el camino, el camión se desvía y se acaba deteniendo en un pinar próximo a Pinilla de la Valdería, donde serán asesinados y enterrados. A más de 70 km de sus domicilios.

En el lugar, alguien anónimo colocó en su memoria una cruz, donde podía leerse “Descansen en paz. 1936-1939”, en el lugar en el que se encontraba la fosa de estos cinco bercianos. Las identidades de las víctimas eran las siguientes: Tomás González López, Santiago Travieso, José Fernández Riesco, José Travieso Travieso y Ángel Fernández Franco.

Los restos fueron recuperados en septiembre de 2008 a escasos metros del lugar señalado, siendo localizados finalmente gracias al testimonio de un vecino de Pinilla, que contaba en aquel entonces con 107 años de edad.

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