Archivo de la etiqueta: Forced Disappearance

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Exhumación El Álamo

Fosa: El Álamo (Sevilla)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Nicomedes Valeriano Emilio Fernández Rubiano tenía 33 años y estaba soltero. Era natural de la vecinal aldea de Villargordo, aunque residente en Nerva (Huelva). Desde 1927 desempeñaba diferentes trabajos en la compañía británica minera Riotinto, de la cual fue despedido en 1935, trasladando junto a su familia su residencia a El Álamo, término municipal de El Madroño (Sevilla). Algunos documentos lo catalogan como dirigente socialista local, otros como anarquista de la CNT. Tras el triunfo del Frente Popular en julio de 1936, se reincorpora a su antiguo trabajo. El estallido de la Guerra Civil Española le obligó a permanecer un tiempo en el monte, así como escondido en su vivienda de Nerva.

Nicomedes, como muchas otras personas, confió en las palabras de los dirigentes franquistas que aseguraban que todos aquellos que no tuvieran las manos manchadas de sangre, podían entregarse con la garantía de que nada les sucedería. Se presentó el 11 de febrero de 1938.

José Martín García tenía 27 años y era minero de profesión, igual que Nicomedes, siendo incluso despedidos el mismo día en 1935. Era natural de Villalva del Alcor (Huelva). Únicamente conocemos que fue acusado de haber tomado parte en el asalto a la Mina San Telmo, hecho que tuvo lugar a mediados del mes de diciembre de 1937; tras este dato sólo podemos conocer los últimos momentos de su vida.

Nicomedes y José fueron conducidos, la madrugada del 11 de febrero de 1938, a través de la actual carretera SE-5400 que une El Álamo con Villargordo. En un pequeño camino que daba acceso a una finca particular se detuvo el camión y los hicieron bajar, asesinándolos en aquel punto y abandonando sus cuerpos a la intemperie. Horas más tarde, un tío materno de Nicomedes les dio sepultura en aquel mismo lugar, a unos cinco metros de la calzada.

Según esta versión, Nicomedes debía estar cubierto con un capote de trabajo, único dato relevante que puede afirmar la familia. Durante los trabajos de excavación, que tuvieron lugar en noviembre de 2011, apareció ese capote.

Más sobre la exhumación:
Libro de visitas-El Álamo
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Exhumación Vilavella

Fosa: Vilavella (Lugo)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Los testimonios señalizaban como lugar de enterramiento una zona ajardinada situada justamente atrás de la Iglesia de Vilavella; no obstante, por un lado varios testimonios y la información histórica recogida años atrás, situaron dicho enterramiento junto al muro sur de la iglesia. Además, a los cuerpos se les había practicado una autopsia muy superficial, y todo ello quedó recogido en la causa abierta en el juzgado militar eventual nº4 de la Octava Región Militar. En esta causa, no obstante, aparecen equivocadas las identidades de dos de las víctimas, ya que según ésta, los muertos eran Salvador Voces Canóniga, Pedro Voces Canóniga y Ovidio Peláez Rodríguez, cuando realmente, de estas tres identidades, tan sólo la de Pedro Voces es real, ya que Ovidio Peláez consiguió escapar del tiroteo y Salvador Voces no se encontraba presente en aquel lugar.

Los muertos en el combate serían en realidad el dicho Pedro Voces y dos guerrilleros naturales del municipio berciano de Arganza: Antonio Vega Guerrero, apodado Rizoso, de San Juan de la Mata (León) y cuyas iniciales coincidían con las del anillo, y Félix Yáñez González motejado como Vasco, también berciano y vecino de Campelo (León).

Eran cuatro los guerrilleros que se encontraban en la parroquia de Vilavella cuando se vieron sorprendidos por una veintena de guardias civiles alertados por un vecino de la población. El tiroteo acabó con la vida de tres de ellos, pudiendo escapar herido tan sólo uno de ellos. Tras la realización de la autopsia para la incorporación de ésta a la causa abierta por los sucesos, los cuerpos se enterraron en uno de los pasillos laterales del edificio parroquial.

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Exhumación Chillón

Fosa: Chillón (Ciudad Real)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
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Sin consejo de guerra previo y de forma totalmente extrajudicial, la madrugada del 3 de junio de 1939 son sacadas de la Ermita del Santo Cristo de la Caridad ocho hombres, uno de ellos menor de edad, y subidos a un camión que se encontraba estacionado en la Plaza. Sus nombres eran Marcelino Agudelo Serrano, Alfonso Capilla Casado, Isidoro Castillo Mosqueda, Bernardino Gallego Franco, Manuel León Rodríguez, Pablo Madrid Amaro, Patricio Mata Gómez y Manuel Puebla Perianes. En ese vehículo ya se hallaba Julio Segador Núñez, sacado de su casa unos minutos antes. Según le dijeron los miembros de Falange a un preso que finalmente no sería paseado esa noche, esas 9 personas iban a ser trasladadas a la cárcel de Almadén. La misma información le transmitieron a la familia de Julio Segador, que se habían acercado a la Plaza después de su detención. Algunos testimonios cuentan que Patricio Mata, en un intento de salvarse de una muerte segura, intentó organizar un ataque hacia los falangistas, pero éstos le dieron un culatazo con un arma y murió allí mismo. No obstante, dicha información no ha podido ser corroborada por otros testimonios.

Desde la Plaza, el camión, acompañado de otros dos o tres vehículos, se dirigió hacia la salida del pueblo para tomar la carretera de Agudo, y por el camino de Gargantiel la comitiva salió a la carretera de Saceruela, entrando seguidamente en la finca “El Contadero”. En aquel lugar era conocido un gran agujero en la tierra provocado por la detonación de los excedentes de armamento después de finalizada la guerra. Nada se sabe de cómo sucedieron los hechos, y existen diferentes versiones de qué podría haber pasado; algunos creen incluso que los presos intentaron salvar la vida de Bernardino Gallego, que a sus 17 años de edad no merecía ser fusilado por ningún motivo.

Aquella madrugada del 3 de junio de 1939 quedaría para siempre grabada en el recuerdo de los vecinos de Chillón; nueve de sus convecinos habían sido ejecutados. No obstante, tuvieron que pasar cinco días hasta que las familias encontraron sus cuerpos. Fue el día del Corpus Christi, el 8 de junio, cuando un antiguo Guardia Civil de Almadén, y familiar de dos de las víctimas, se presentó en Chillón e hizo correr la voz de que había visto a las nueve víctimas en la finca “El Contadero”, muertas. La noticia se extendió rápidamente por el pueblo, creando pánico y terror entre la población, parte de la cual abandonó la procesión del Corpus que se celebraba en aquellos momentos.

Más sobre la exhumación:
Libro de Visitas (Chillón-Ciudad Real)
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Exhumación Valdemorilla

Fosa: Valdemorilla (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

En agosto de 2011 se realizó la exhumación de una fosa en la que se hallaría el cuerpo de Eduardo Romero Modino, un labrador natural de Villaverde de Sandoval (Mansilla Mayor, León) que fue detenido el 8 de septiembre de 1936 mientras se encontraba en las fiestas patronales de Villamoros de Mansilla. Al parecer, la víctima fue trasladada desde Villamoros al cuartel de la Guardia Civil de Mansilla de las Mulas; posteriormente fue trasladado en un camión hasta el lugar de ejecución, habiendo parado posiblemente en Matallana del Valmadrigal, lugar en el que supuestamente Eduardo Romero pronunció las siguientes palabras: “adiós Matallana, ya no te volveré a ver más”.

Una vez asesinado, el cuerpo de Eduardo fue enterrado por un pastor de la zona, que realizó dicha inhumación bajo la amenaza de fusilamiento del mismo Guardia Civil encargado del asesinato.

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Exhumación San Mamede do Rio

Fosa: San Mamede do Rio (Lugo)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

A petición de un hijo de la víctima, se inició la investigación para localizar el cuerpo de José Antonio Rivas Carballés, un varón de 39 años natural de Fraialde (Pol, Lugo) y de oficio zoqueiro. José Antonio Rivas Carballés fue sacado de su casa el 27 de agosto de 1936 en presencia de su mujer y sus seis hijos, y conducido a una zona cercana al actual cruce entre las carreteras N-640 y N-540, concretamente en el lugar conocido como Rego do Can, donde fue fusilado y donde los vecinos de la zona encontraron su cadáver. Fue trasladado entonces hasta la iglesia de San Mamede do Río y, según nos explicó Dolores, una mujer octogenaria que reside justo al lado del cementerio de la aldea, se veló su cuerpo durante toda una noche y se enterró al día siguiente, aunque no lograba recordar el punto exacto. Según afirmaba también esta vecina, que aseguraba haber visto el cuerpo y su inhumación, José Antonio vestía el día de su muerte un traje de pana negro y unas botas de piel de becerra “muy buenas”.

La familia nunca supo en qué lugar se encontraba el cuerpo de José Antonio, hasta que en el año 1952 Josefa Pérez Veiga, viuda de José Antonio y madre de Ramiro Rivas, quiso emigrar a Argentina. Para poder viajar con sus hijos, Josefa necesitaba el certificado de defunción de su marido para demostrar que era la única tutora de éstos. Tras mucho preguntar y rogar por los pueblos de O Cádavo y Portomarín, finalmente el cura de éste último accedió a redactarle un certificado, aunque sin escribir el nombre y poniendo únicamente la referencia Un varón desconocido.

Tras una larga investigación y de contactar con varias personas, finalmente la familia conoció el lugar en el que había sido enterrado José Antonio, coincidente con la parroquia de San Mamede do Rio.

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Exhumación Retuerta del Bullaque

Fosa: Retuerta del Bullaque (Ciudad Real)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Según los testimonios y la historiografía presentada en forma de numerosos artículos, el 12 de marzo de 1949 fueron asesinados tres guerrilleros que permanecían huidos en la Sierra del Carrizal. Sus nombres eran José Méndez Jaramago, motejado como el Manco de agudo, de 34 años, natural de Higuera de Vargas (Badajoz) pero avecindado en Agudo (Ciudad Real); Honorio Molina Merino, conocido como el Comandante Honorio, de 30 años, natural de Villarta de los Montes (Badajoz) y también residente en Agudo; y Reyes Saucedo Cuadrado, apodado Parrala, de 31 años, nacido y residente en la misma localidad que los anteriores.

Para conocer y contextualizar los hechos, remitimos al lector al artículo “El comandante Honorio, un guerrillero antifranquista en los Montes de Toledo”; no obstante, destacaremos en este apartado el desenlace de éstos. Gracias a la información otorgada por un enlace que los tres guerrilleros tenían en la zona y que la Guardia Civil le sonsacó mediante torturas y vejaciones, la benemérita conoció uno de los puntos que los escapados visitarían en breve. Así, aproximadamente a la 1:30h de la madrugada del citado día, los tres guerrilleros llegaron a una choza situada en la sierra. Una vez el enlace, primeramente advertido y amenazado, salió de interior del refugio con la excusa de ir a recoger leña, la Guardia Civil entró sorprendiendo a los maquis y acribillándolos a tiros.

Posteriormente, los cuerpos de los tres fusilados fueron conducidos a la localidad de Retuerta del Bullaque, y enterrados en una fosa anónima situada en la zona civil del cementerio municipal.

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