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Publicado por ARMH

Exhumación Villapedre-Navia (Asturias)

El pasado 19 de julio de 2022 la ARMH iniciaba la búsqueda de una fosa común en el cementerio de Villapedre, Navia, Asturias). Se buscaban los cuerpos de Manuel Pérez Méndez, natural de Vigo, concejo de Navia (Asturias); y de José Pérez González, natural de Bárzana, Navia (Asturias), asesinados por los golpistas de la zona el 12 de agosto de 1936.

La investigación histórica fue llevada a cabo por Xosé Miguel Suárez Fernández y, concretamente, gracias a su libro “Como augua de torbón. Guerra civil y represión franquista el estremo noroccidental de Asturias”.

Manuel Pérez Méndez “El pequenu” nació el 1 de septiembre de 1905 en Vigo (Navia). El 27 de febrero de 1927 contrajo matrimonio con María Natividad Méndez García, “Tiva,” con la que tuvo cuatro hijos y una hija. Sindicado en la UGT, ayudó en las labores de vigilancia y requisas de armas en los días posteriores al golpe de Estado. Aunque Tiva nunca habló con los hijos de aquellos días trágicos, llegaban frases sueltas y comentarios de vecinos que muchos años después les ayudaron a reconstruir la historia.

José Pérez González nació el 20 de diciembre de 1905 en Bárzana (Navia). Casado con Julia Pérez Méndez con la que tuvo una hija llamada Berta. Julia, su mujer, fue a comprar a la carnicería de a Veiga y oyó tiros. Al volver a Bárzana preguntó y le dieron la noticia. Quedaba viuda con una hija de siete años, Berta, y le costó salir adelante. Puede dar una idea del miedo y el silencio en la familia el dato de que los nietos siempre pensaran que al abuelo lo mataron y lo enterraron en el monte. Un hermano de José más joven, Ángel, estuvo años escondido en el desván de la casa. A su hermana Ramira la obligaban todos los días a personarse en el cuartel de Navia a declarar. La presionaban de esta manera para que confesara dónde estaba su hermano. En algún registro casi lo cogieron y tuvo que escapar. Decidió marchar para Santander y nunca volvió, excepto para el entierro de Ramira.

Los primeros días después de que el lugar cayera en poder de los rebeldes, Manuel y José decidieron esconderse en el monte. Un vecino de Villapedre contó a la familia el recuerdo del día que los encontró escondidos comiendo una hogaza de pan en la Cuesta Regueral. Les avisó del peligro y les dijo que era mejor que se marcharan. «¡Se nun fixemos nada!», contestaron ellos.

A día de hoy todavía todavía se ven en la pared las marcas de los disparos en el lugar donde mataron a Manuel y a José. Posteriormente fueron enterrados por Xuan del Ríu, que cavó un agujero en la parte civil del cementerio y que llevó los cuerpos en una camilla improvisada con ayuda de su hijo, Arturo, y otro chaval.

Los trabajos de búsqueda se desarrollaron durante tres días, se realizó una prospección manual que se fue ampliando a medida que se localizaba enterramientos que no correspondía con lo que se estaba buscando. Finalmente se encontró una zona con algunos restos, que después de ser analizados en un improvisado laboratorio de campo por la antropóloga Natasa Sarkic y pendientes de análisis más pormenorizados, podrían coincidir con los que se estaba buscando.

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