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Esta semana comenzó a exhumarse la primera fosa con represaliados republicanos de la Guerra Civil de la Comunidad de Madrid. El padre de Benita Navacerrada fue enterrado en el cementerio de Colmenar Viejo junto a un centenar de personas.

publico.es / Jairo Vargas Martín / 27/08/2022

Desde hace cuatro días, Benita Navacerrada López no se despega de la barandilla del cementerio parroquial de Colmenar Viejo. Lleva 83 años esperando, siempre con la boca chica, casi cerrada hasta no hace tanto. Nunca pensó que lo vería, que viviría lo suficiente. Por eso llega cada día desde San Sebastián de los Reyes, a 25 kilómetros, despliega su asiento bajo una sombrilla y sigue aguardando, junto a alguno de sus hijos, hipnotizada por el ruido de piquetas y azadas. Quizás tropiecen con los restos de su padre antes de que la tierra vuelva sepultar la memoria hasta una nueva subvención del Gobierno.

Lo fusilaron aquí al lado, dice, ni a cien metros, frente a la tapia del camposanto, ya enfoscada, pintada y repintada de inocente blanco. Pero ni así esconde los balazos donde anidan las arañas desde 1939. Si se rascara la pared y se levanta el suelo saldrían los proyectiles, dice uno de los arqueólogos que estarán removiendo la mitad de la fosa común hasta el 31 de agosto. El dinero del Gobierno no da para más: 22.900 euros para la primera fase de la exhumación es lo que ha conseguido la Asociación Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes (ACVSSR), que junto a la sociedad de antropología forense Aranzadi han logrado abrir la primera fosa de represaliados de la Guerra Civil en la Comunidad de Madrid.

En realidad, afirma Luis Pérez Lara, presidente de ACVSSR, hasta aquí se ha llegado tras convencer a una plataforma de siete ayuntamientos encabezada por el de San Sebastián de los Reyes (PSOE). Con diferentes colores políticos, desde el PP a Ciudadanos y con mayor o menor compromiso avalaron un proyecto que no ha había recibido fondos públicos en otras ocasiones pese a su buena puntuación en los concursos. “Son todos los consistorios que tienen fusilados aquí salvo el de Fuencarral- El Pardo, cuyo alcalde no ha querido ni hablar con nosotros”, apostilla Pérez Lara.

Después llegó “la batalla más dura que he librado”, dice entre risas. Convencer al párroco de Colmenar para que diera por escrito el permiso para excavar en el cementerio. “Se desentendía y me remitió al Arzobispado. Después de mucho insistir lo conseguimos, porque esto ya es ley y no pueden negarse a que los busquemos”, incide.

107 fusilados y una fusilada

Fueron muchos, al menos 108. Una mujer y 107 hombres, que se sepa. Republicanos, militantes de UGT, del PSOE, de la CNT, comunistas, milicianos y vecinos de varios pueblos de la sierra de Madrid. Todos rojos, todos “criminales”; lo dicen los papeles de los consejos de guerra sumarísimos.

Uno de los cuatro esqueletos hallados en la fosa del cementerio parroquial de Colmenar Viejo, con impacto de bala en mandíbula y cráneo, según los arqueólogos.  Jairo Vargas

Benita solo tenía siete años, pero era hija de rojos, y “qué significa rojo”, preguntaba ella cuando sus compañeras de escuela la señalaban, se reían de sus ropas andrajosas, de sus alpargatas rotas, de su cara sucia. Lo recuerda todo, porque ella y sus hermanos se quedaron solos en el mundo. Ahora tiene 90 años y aún le duelen las burlas, el maltrato, el hambre y la miseria de los hijos de la España que perdió la guerra.

El padre de Benita fundó UGT en  su pueblo y dirigió la comisión de fincas incautadas durante la guerra

Cada palada de tierra la siente como una pequeña victoria; ella, tan hija de vencidos. Ilusionada pero también temerosa del pinchazo cuando encuentren, si encuentran, los huesos de su padre, Facundo Navacerrada Perdiguero. Lo dice el cartel que Benita sostiene con su foto, sentada entre las tumbas que sí llevan nombre y apellidos sobre el mármol labrado de la lápida. El de su padre solo está en algún papel y desde 2018, también en el cartel de un memorial con los nombres de los 108 represaliados en este pueblo.

Facundo era natural de San Sebastián de los Reyes, fundador local de la UGT en 1936, presidente de la colectividad de campesinos Pablo Iglesias, presidente de la comisión de fincas incautadas a terratenientes y miembro del consejo revolucionario que se instauró en el pueblo tras el golpe fascista de 1936. La Guardia Civil llegó de noche, ella lo recuerda. Estaba en casa de su abuela materna. A su madre ya la habían llevado presa, “antes que a mi padre. Por roja, por mujer de rojo. Era analfabeta. Estuvo tres años en la cárcel y seis meses desterrada en un convento del País Vasco”, dice. La prendieron y los echaron, “los fascistas nos quitaron todo y nos dejaron en la calle”. Eran cinco hermanos, la mayor tenía 15 años en aquel entonces. Su tío, el hermano de su padre —”pudiente, falangista”, lo describe—, hacía guardia en la casa para que no escapara.

“Pero mi padre decía que no iba a pasarle nada, que no había matado a nadie. Él se presentó voluntario en el Ayuntamiento. Cuando volvió del frente no sabía lo que estaba pasando en el pueblo”, recuerda Benita. La Benemérita llegó, lo montaron en un camión y lo llevaron a Colmenar Viejo, a la escuela que construyó el Gobierno de la República, convertida en cárcel improvisada. Benita nunca volvió a habar con su tío ni con los hijos de su tío. “No somos familia”, zanja. Dos meses después, el 24 de mayo, fusilaron a Facundo.

Eso dicen los papeles, pero no es lo que dice todo el pueblo. “A mi padre le dieron una muerte muy cruel”. Benita traga saliva. No es la primera vez que lo cuenta, se sabe el relato de memoria, de memoria sucia que aún nadie ha remozado. Los ojos se le empañan y la voz se retuerce y entonces lo dice: “Lo quemaron. Lo ataron a un camión, le echaron gasolina y le pendieron fuego”. Se contaba entre susurros porque así tenía que ser, pero lo contaban todos. “A tu padre lo quemaron vivo”, se lo han dicho siempre, sabe hasta quién facilitó la gasolina para que la llevaran de San Sebastián a Colmenar. Por eso su hermana no encontraba su cadáver entre los fusilados cuando fue al cementerio a buscarlo, antes de que los echaran a la fosa. “Y por eso yo pienso que va a salir muy poco de mi padre si sale algo”, dice. “Lo liquidaron porque estorbaba en el mundo, en su mundo”. Y desde entonces silencio y tierra y silencio y rabia contenida. La macabra venganza contra quien orquestó la expropiación de tierras a los adinerados merece, como mínimo, ser confirmada, opina Benita.

El primer esqueleto apareció el miércoles, a metro y medio de profundidad. Tras picar el hormigón y retirar el mallazo afloraron osamentas de bebés, seguramente sin bautizar. Fémures dispersos, restos también de algún animal y porquería propia de vertedero. El lugar ahora se encuentra intramuros del cementerio viejo del pueblo, pero no fue siempre así. Durante años fue un osario anexo al camposanto donde inhumar a los muertos no cristianos, a gente que se había suicidado, a quien sus familias no podían costear un entierro digno o donde, simplemente, se echaban con los años los huesos de quien no tenía una tumba pagada a perpetuidad.

Allí fueron arrojados los cuerpos de unas 90 personas poco después de ser asesinadas. Los fusilaron en varias tandas, cada semana, todos los días menos los domingos, hasta que acabaron con todos lo condenados. Se cree que 18 descansan en lo que llaman el paseo, uno de los antiguos caminos de entrada junto a un muro que ya no existe. No llega a metro y medio de anchura. Los testimonios dicen que apilaron a los muertos en tres niveles de altura sobre los que han caminado durante ocho décadas quienes podían poner flores a tumbas con foto y nombre. Dicen que en esa fosa estrecha y alargada están los que se confesaron por la noche. Al alba los mataron. Pero esa hoyada se abrirá más tarde, en otra fase, con más burocracia y con una subvención de la ya nueva Ley de Memoria Democrática, confía el presidente de la ACVSSR, que matiza que las nueva legislación garantiza la continuidad de los proyectos, aunque vayan despacio.

Herida de bala en cráneo y mandíbula

El cuerpo que asomó primero presentaba a primera vista un orificio de bala en mandíbula y cráneo, aunque aún hay que confirmarlo en el laboratorio, explica a pie de zanja Almudena García-Rubio, osteoarqueóloga de Aranzadi y directora de la exhumación. Esos huesos, de alguien cercano a los 25 años, dieron un vuelco al corazón de Esther Mateo Cabrero, de 55 años, también de San Sebastián de los Reyes, zona cero de la represión franquista en el norte de Madrid.

Tres de sus familiares fueron ejecutados en esas tapias en 1939. Uno de ellos tenía 23 años cuando murió. “Fue de los últimos que fusilaron, por eso pienso que puede ser él, porque ha aparecido el primero y por la edad; son pocos los veinteañeros”, detalla. Se refiere a Cipriano Mateo Hernández, fusilado el 29 de noviembre de 1939, acusado de “realizar guardias armadas y participar en los arrestos domiciliarios a las órdenes del Comité revolucionario” creado en el municipio tras el alzamiento del 18 de julio del 36.

“Mi padre no superó el asesinato de mi abuelo. Raparon a su madre y tuvo que dejar el colegio”

Cipriano era tío de Manuel Mateo López, abuelo de Esther, jornalero y albañil, afiliado a la UGT y al PSOE y nombrado alcalde del pueblo en el 37, hasta que dimitió para volver al frente en el 38. Pasó siete meses en la cárcel antes de que lo fusilaran, el 22 de octubre de 1939. Era domingo, incide la nieta. Ni eso respetaron. “En su carta de despedida a la familia decía que lamentaba irse sin haber comprado una bicicleta a sus hijos, como les prometió. Quizás por eso mi padre compró una bici a mis hermanos y la tuvo siempre colgada en casa”, recuerda Esther.

“Mi padre murió hace más de 20 años. Siempre vivió frustrado y enfadado. Nunca superó el asesinato de su padre y lo que vino después. Tuvo que dejar la escuela, a su madre le raparon la cabeza, a él lo tiraron a un pozo… Siempre dijo que al día siguiente de que lo mataran llegó el documento que le conmutaba la pena por 30 años de prisión”, añade. Quizás alguien tenía prisa por matarlo, deducen. Esta exhumación no solo cierra las heridas, “remueve muchas cosas dentro. Genera sensaciones extrañas. No paré de llorar cuando apareció este esqueleto. Estaba muy trista una semana antes de que empezaran a escavar”, apostilla.

El jueves, las paletas daban con otros tres cuerpos. Todos parecen yacer en ataúdes que la tierra se ha tragado, algo con lo que no se contaba. Uno tiene un puente de oro en la dentadura. Hay sorpresas, claro. Hay zonas vacías donde se pensaba que habría multitud de cuerpos apilados. Los expertos aún no pueden explicarlo, pero falta otra parte del mismo osario que no podrá desenterrarse hasta el próximo proyecto.

La información previa es vaga, rumores, comentarios o testimonios de quienes aún tenían miedo de hablar, incluso ya entrada la Transición. De familiares que también pasaron por la cárcel y el destierro, por el señalamiento diario, madres y hermanas que cada Día de Todos los Santos arrojaban flores de plástico desde la tapia, con cuidado de que no se les viera, explica el antropólogo Roberto Fernández Suárez, autor de la investigación que ha documentado los juicios, las condenas y las ejecuciones de este pueblo y la época convulsa del norte de Madrid tras el golpe.

“Colmenar era cabeza de partido judicial de varios pueblos de la sierra”, comenta. Por eso trajeron hasta aquí a los detenidos y los juzgaron y fusilaron. En su libro, La sierra convulsa, deja constancia de ejecutados de San Sebastián de los Reyes, Colmenar Viejo, Soto del Real, Manzanares El Real, Miraflores de la Sierra, El Molar, Moralzarzal, Fuencarral y Hortaleza, que entonces era pueblo y no un distrito de la capital. Junto a la ACVSSR localizaron a algunos familiares, hasta 25, que querían recuperar los restos, darles el reconocimiento y la sepultura que les negó el régimen, y empezaron a diseñar este proyecto. No habrá justicia ni reparación, pero al menos quedará la verdad por escrito y con exactitud. Algunos familiares podrán enterrar a sus muertos, con otros quizás se haga un memorial. Todo está por ver.

“Yo ni siquiera sabía que había fusilados de San Sebastián de los Reyes enterrados aquí”, comenta Luis Sanz. Ha venido a dejar una muestra de ADN que se cotejará con el de los restos que salgan. “Me enteré por la televisión y me acordé de mi madre. Ella lloraba muchas veces por su hermano, pero yo no sé mucho. Nací en el 45″, dice. Su tío, Agapito López García, no está en los listados sobre personas sometidas a consejo de guerra tras la victoria franquista que la plataforma ha documentado, aunque saben que no han podido acceder a todos.

Pero hay familias que no esperaron, que nunca imaginaron que un día alguien podría remover esa tierra, buscar los huesos, ponerles nombre. Había que dejar pasar aún unos años desde que murió Franco, asegurarse de que la democracia venía para quedarse, y solo entonces algunos colocaron una lápida de piedra sobre la fosa.

El trabajo lo hizo Pedro Sedano, de 72 años. A finales de los 80 puso los ladrillos que luego se cubrirían con piedra pulida. Debajo, explica, hay restos de cuatro o cinco fusilados, aunque no puede precisar. “Mi suegra siempre tuvo mucho miedo. Mataron a su hijo, a mi cuñado. Ella estuvo cuatro años en la cárcel de las 13 rosas. Luego la desterraron a València. Cuando pudo volver la señalaban”, expone. “Estaba cansada de venir aquí y quitar porquería de la fosa. Lo habló con otras familias y se hizo esta tumba con todos los permisos”, dice. En algún momento habrá que quitarla si se quiere identificar a quien yace bajo ella, “pero todos tienen que estar de acuerdo, y hay quien dice que no se puede desvestir a un muerto para vestir a otro”, añade. Ya se verá. Este pedazo de tierra apenas ha empezado a hablar.

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Fuente:https://www.publico.es/politica/fusilaron-mi-padre-pueblo-dice-quemaron-vivo.html

Memoria Histórica | |
Publicado por ARMH

Emilio Silva, activista por la memoria histórica: “En el PSOE no han hecho una ley que quite privilegios a un franquista”

El sociólogo y periodista se muestra contrario a la Ley de Memoria Histórica y advierte de que no supone ninguna incomodidad para la derecha: “Aquí hay unas víctimas que tienen todo el interés del mundo, que son las del terrorismo, y unas víctimas de tercera clase, que son las del franquismo”

La ilegalidad de la dictadura o un nuevo nombre para el Valle de los Caídos: las claves de la futura ley de memoria democrática

eldiario.es / Blanca Sáinz / 28/08/2022

Emilio Silva (Navarra, 1965) es sociólogo, politólogo, periodista y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, y este miércoles estará junto a la periodista Olga Rodríguez en la Librería La Vorágine hablando sobre la nueva Ley de Memoria Democrática, que planea aprobarse próximamente. Con esta justificación, elDiario.es ha entrevistado a Silva unos días antes de un encuentro en el que se debatirá sobre víctimas, verdugos y sobre cómo el franquismo sigue estando presente a pesar de que concluyese hace 47 años.

¿Con Recuperación de la Memoria Histórica solo nos referimos a lo que ocurrió durante la Guerra Civil y la Dictadura?

No tiene un marco temporal sino que son acontecimientos recientes donde hay personas que los vivieron que no forman parte de la historia, en muchos casos, y que para conocerlos necesitamos la memoria de alguien. Pueden ser desde el golpe de estado del 18 de julio, pero hay muchas cosas por saber de la violencia de la Transición, de cosas que siguió haciendo la policía franquista o incluso de inercias del franquismo que están todavía en el presente. Hace un años destapamos la primera condecoración que le hacía disfrutar a un torturador como Billy el Niño de un incremento en su pensión. Lo que denunciamos es que en el presente se le estuviera pagando un premio por lo que en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de 1977 fue denominado ‘servicios extraordinarios’. En ese proceso de denuncia, lo que tratamos de sacar a la luz es lo que la historia oficial ha querido esconder.

¿Cómo valora la Ley de Memoria Histórica?

Está en proceso de aprobación, tiene que ir ahora al Senado y ahí puede haber enmiendas. Puede haber incorporación de nuevos artículos y todo es negociable entre los grupos parlamentarios. Curiosamente, el Partido Popular ha pedido que comparezcan en la comisión constitucional del senado grandes popes de la Transición como Rodolfo Martín Villa, como Marcelino Oreja, como Arias Salgado… El PP quiere confrontar el texto de esa ley con los santones de la Transición española. Como si fueran dos leyes que chocaran, y es todo una operación política. La Ley de Memoria Democrática no le causa problemas a ningún franquista ni a ningún heredero de privilegios de ningún franquista. Y, de hecho, el ministro Bolaños anunció que esa ley pretende que el 31 de octubre, que es el día en el que se aprobó en el Congreso de los Diputados el texto de la Constitución del 78 que luego iría a referéndum, pretende que ese día sean conmemoradas todas las víctimas de la guerra. Los golpistas y los que trataron de parar el golpe. Eso es bastante cercano a la política de reconciliación que propone el PP. Si en algo se puede caracterizar el espíritu de la transición es en crear impunidad para los franquistas y esta ley no va a romper con eso ni con en equiparar a los golpistas con los antifranquistas.

Toda esta cosa de Feijóo diciendo que la va a derogar, de querer llevar a los padres de la Transición al Congreso, es una sobreactuación. Realmente, en el contenido de la ley, con la configuración que tiene este Gobierno del Estado ahora mismo, la derecha española no puede sentirse ni amenazada ni puede encontrar en ella nada que la moleste.

Hemos tenido alcaldes de izquierdas que no han hecho nada por ayudarnos y alcaldes de derechas que sí. Tiene que ver con la empatía, con que haya un político que se ponga en el lugar de las familias y les quiera ayudar

¿Hay gente de derechas que condena el franquismo?

Algunos habrá. Yo conozco un alcalde impresionante del PP en el pueblo de mi abuelo que le puso una calle al alcalde republicano, participó en el homenaje a una madre que exhumamos y ese hombre se emocionó en el acto. Con alcaldes hemos vivido todo tipo de experiencias. Hemos tenido alcaldes de izquierdas que no han hecho nada por ayudarnos y alcaldes de derechas que sí. Tiene que ver con la empatía, con que haya un político que se ponga en el lugar de las familias y les quiera ayudar. La única ‘condenita’ que ha hecho el Congreso en la comisión constitucional se hizo en los años de la mayoría absoluta de Aznar. Yo creo que se hizo en 2002 porque Aznar ya sabía que nos iba a embarcar en una guerra para derrocar a un dictador en Irak. La idea era hacer como que en España condenaban la dictadura y ese era el motivo por el que iban a Irak a derrocar a un dictador porque no están a favor de las dictaduras. Es tan fácil como llenar un autobús con familiares de fallecidos, expresos políticos, les invitas un día a la Moncloa y luego haces una declaración institucional diciendo que el gobierno de una democracia tiene que estar al lado de estas personas: es económico pero debe ser muy caro políticamente porque en 45 años nadie lo ha hecho.

¿Y no hay un electorado detrás que penalice a los políticos?

Las bases del PSOE son totalmente distintas de sus dirigentes. Por eso en sus bases hay muchísimas familias de víctimas del franquismo y entre sus dirigentes había hijos de franquistas. En el proceso de selección hacia el poder, la condición de hijo de franquista en el PSOE ha funcionado. Bono era hijo de un alcalde falangista y Bermejo, el ministro de justicia que dimitió, también. La lista es muy numerosa. Es un problema de estructura social. Hay una clase surgida de la victoria de la Guerra Civil y de todos los beneficios que se consiguieron y defendieron. Mandaron a sus hijos a la universidad, se quedaron con propiedades del Estado… Construyeron una clase social dominante y que es la que ha gobernado España. Rubalcaba era hijo de un miembro de la aviación franquista que luego se pasó a la aviación comercial y ganó mucho dinero en Iberia. Manuel Chaves era hijo de un coronel del ejército franquista y su madre fundó la Sección Femenina de la Falange en Ceuta. El padre de Griñán era jefe de la casa de El Pardo, pero vamos, que se puede hacer una lista de personas con mucho poder en el PSOE que vienen de familia franquista. Ellos hablan mal de Franco pero nunca han hecho una ley que le pueda quitar un privilegio a un franquista. Y cuando hubo un juez como Garzón, que a mí tampoco me gusta, que pudo causarles problemas decidieron cargárselo. Han heredado pisos, patrimonio, empresas, bienes que se hicieron gracias a la corrupción de la dictadura.

El problema es de estructura social y los perdedores, las familias que sufrieron la dictadura, no han conseguido reunir suficiente fuerza política, social y cultural, e incluso académica para que el Estado haga políticas que realmente sirvan a las víctimas

¿Por qué hay tanto reparo, de forma general y no solo en los partidos de derechas, en condenar el franquismo? 

Hemos hecho un estudio con estudiantes de la universidad complutense en el que les hemos puesto a hacer el árbol genealógico de los ministros que hubo en España desde 1977 hasta el 2007. Si tú eliminas las siglas de los partidos que gobernaron en esos años vas a ver que los padres de casi todos esos ministros tienen el mismo origen. Están incrustados en la dictadura: quienes iban a las universidades en los 50, 60 y principios de los 70 eran, principalmente, hijos e vencedores en la guerra. Lo era Alfonso Guerra, que su padre era un miembro del Tribunal contra la Masonería y el Comunismo en Sevilla. Lo era el de Felipe González, que su padre tenía una vaquería pero fue soldado del ejército franquista y gracias a eso su hijo tuvo una beca para estudiar derecho.

Muchas veces se dice que cuando gobierna el PP nos gobiernan los hijos de, y lo cierto es que siempre hemos estado gobernados por los hijos de. Entonces, independientemente, de que el PSOE y el PP tengan discursos distintos acerca del franquismo, en sus hechos, en lo que han escrito en el BOE, nunca han legislado nada que suponga la pérdida de un privilegio de clase social. Si ves las hemerotecas, cuando Garzón se mete a investigar el franquismo, quienes van a perseguir a Garzón son María Teresa Fernández de la Vega y Federico Trillo. En ese momento, ellos apartan sus diferencias de partido y se comportan como una clase social. Fernández de la Vega es hija de un condecorado por Franco, y hace pocos años ella vendió la propiedad de unas empresas de energía eléctrica que el franquismo le consiguió a su familia. El problema es de estructura social, y los perdedores, las familias que sufrieron la dictadura, no han conseguido reunir suficiente fuerza política, social y cultural, e incluso académica para que el Estado haga políticas que realmente sirvan a las víctimas.

La verdad es que resulta llamativo que nunca haya habido un acto de un presidente del Gobierno con las víctimas de la dictadura.

Exactamente. Desde 1977 hasta hoy nunca ha ocurrido, y eso no deja de ser una forma de equidistancia. Es como decir: ni estoy con los verdugos ni con las víctimas. Si tú coges el texto de la Ley vas a leer 142 veces la palabra ‘víctima’ y 0 veces la palabra ‘verdugo’. Los malos, los que dieron el golpe de estado y los que decidieron que este país viviera durante 40 años una dictadura porque no les apetecía convocar unas elecciones que nadie les impidió convocar, no están en la ley, no se les señala y no existen. La ley está trufada de una especie de ejercicio en el que miramos a ese pasado, cerramos el zoom para ver a las víctimas y escondemos su contexto. Eso atravesó la ley de 2007 y eso atraviesa montones de cosas que puede hacer el gobierno para las que no necesita ninguna ley. Pedimos al Gobierno que cree una oficina que atienda a las víctimas del franquismo. Para eso no necesita una ley ni convocar subvenciones, simplemente ejercer un poder ejecutivo. Si mañana quisiera el presidente, que lleva más de cuatro años en el Gobierno, creaba una oficina de atención a las víctimas con una orden.

Aquí hay unas víctimas que tienen todo el interés del mundo, que son las del terrorismo, y unas víctimas de tercera clase, que son las del franquismo. Exhumar algunas fosas no es una solución, es una aberración en materia de derechos humanos, y nosotros exhumamos con nuestros recursos y no pedimos subvenciones. Es como si yo fuera a los atentados de Atocha, que hubo 191 muertos, y les dijera a las familias que se dividieran en grupos de diez y luego les dijera que me presentaran un proyecto porque voy a reparar a seis de los grupos. Esa es la política que se hace aquí: hacer competir a las familias de los desaparecidos para que unas dejen fuera de los recursos económicos a otras. El ejercicio de un derecho es que cualquier persona que quiera reclamar al Estado ese derecho sea asistida por el Estado. Es aberrante y es la política que ha tomado este Gobierno.

Leí hace unos meses un reportaje en El País que me llamó mucho la atención en el que hablaban sobre la pompa aristocrática. O sea, sobre que los ‘cayetanos’ y la relevancia que están recuperando en la escena pública…

Siempre la han tenido. El problema está en que esta gente en otros países como Alemania hubo un momento en el que se giró contra sus padres y los cuestionó, y aquí no se ha producido eso. No ha habido un conflicto generacional entre los hijos de esos franquistas y sus padres. Hay gente para la que la Transición ha sido la oportunidad de ser la élite de este país. Le entregas el Estado a las familias franquistas en los 70 y 80 y claro, ¿quién tenía un título universitario? El 98% era gente vinculada al régimen. Y el otro 2% eran personas brillantes que se habían colado ahí. Así que en las universidades no se ha investigado durante años, pero tampoco en la cultura, en el cine o en la literatura. En ninguna se encuentra un relato de las violaciones de Derechos Humanos de la dictadura. Y para asesinar a tantos civiles hay que orquestar una enorme violencia que no se refleja en el cine español. Se ha hecho un discurso a la medida de la derecha española. Pero como el martillo pilón hay que denunciar, enseñar y sacar cosas a la luz. Yo he estado con familiares de Paracuellos de Jarama en la fosa. He pasado 20 años contestando como si mi padre hubiera asesinado a esas personas. Y esas personas al final no dejan de ser personas detenidas y custodiadas por un gobierno democrático. Y claro que pienso que no debieron haber sido asesinadas, pero yo me he ido allí con una gente que me odia para que me expliquen lo que es eso, y me parece muy bien que se conozca porque es parte de la historia. No se trata de esconder. Pero esas familias de Paracuellos tuvieron becas para estudiar, pensiones…. No es lo mismo.

Y el Papa Francisco dijo hace dos años esto: “Siempre he defendido el derecho a encontrar los cadáveres. Una sociedad no puede sonreír al futuro teniendo sus muertos escondidos. Nunca vas a tener paz con un muerto escondido. Nunca”. ¿Qué piensa de ello?

Le hemos pedido al Papa que saque a la luz toda la documentación que tiene sobre la represión en España. Acaban de hacer pública un montón de documentación sobre la relación de la Iglesia con el nazismo, y podemos pedir lo mismo con el franquismo. Dicen que ciertos temas hay que dejarlos en paz, y después anuncian la mayor beatificación de la historia a 492 mártires de la Guerra Civil. Con una mano dicen que hay que dejar el pasado en paz, ese pasado que señala a la Iglesia como parte de los verdugos, y por otra parte ellos se ponen a trabajar para enseñarnos en el presente que fueron víctimas.

La Iglesia nunca va a enseñarnos todas las cosas que hizo con el franquismo. No olvidemos que en la Dictadura si querías trabajar en los primeros años necesitabas un certificado de buena conducta y el sacerdote era el que te lo daba. O sea, que si eras de una familia roja y te tenía que dar un permiso para trabajar, podía no dártelo y joderte porque no podías trabajar.

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Fotografía destacada: Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica e impulsor de la primera exhumación con métodos científicos en una fosa con personas desaparecidas por el franquismo.

Fuente:https://www.eldiario.es/cantabria/ultimas-noticias/emilio-silva-activista-memoria-historica-psoe-no-han-hecho-ley-quite-privilegios-franquista_1_9268670.html

 

Los ejércitos de Franco, Hitler y Mussolini comenzaron aquí su camino para tratar de arrastrar al mundo hacia su infierno. Hay quienes quieren lavarles la imagen para allanar nuevos caminos hacia el fascismo.

elsaltodiario.com / Emilio Silva/Nieto de un civil desaparecido por la represión fascista en España / 23/08/2022

Durante muchos años de recuperada democracia no existió un debate en la sociedad española acerca de las consecuencias de las violaciones de derechos humanos de la dictadura. Las élites del franquismo, que han seguido siéndolo en democracia, conquistaron su impunidad a través de una Ley de Amnistía y establecieron un modelo de democracia en el que las instituciones del Estado se convirtieron en fábricas de ignorancia para ocultar ese pasado.

Durante veinticinco años tras la muerte del dictador, el Parlamento español no debatió sobre los crímenes del franquismo. Los libros escolares ocultaban la historia de la dura represión de la dictadura y todo ese silencio negacionista hizo sobrevivir en el imaginario colectivo el relato franquista que justificaba la necesidad de que un general fascista diera un golpe de Estado y asaltara violentamente el poder con ayuda de los ejércitos de Hitler y Mussolini.

En la transición, tras la dictadura, llamaron reconciliación a ocultar el pasado, a dejar que los fascistas normalizaran su presencia en la vida política democrática y a dejar sin justicia ni reparación a las víctimas.

El pasado parecía clausurado y resuelto, sin deudas pendientes. Pero en el año 2000, en una cuneta de un pueblo llamado Priaranza del Bierzo, un grupo de arqueólogos y forenses comenzaron a exhumar los cuerpos de 13 civiles republicanos asesinados por pistoleros fascistas el 16 de octubre de 1936. De allí nació la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y un movimiento social que comenzó a denunciar los crímenes de la dictadura. Fue una pequeña grieta en un gigantesco muro de impunidad.

La sombra renovada del fascismo viaja en páginas de libros, en programas electorales y se extiende por ciudades, medios de comunicación y parlamentos

Así se puso en marcha un movimiento social para buscar a los desaparecidos por la represión franquista. Las imágenes de las fosas comunes comenzaron a circular en medios de comunicación. Personas que no conocían esos hechos se indignaron al conocerlos y otras que los habían vivido pero por miedo habían callado comenzaron a contarlos.

Ante esa evidencia física, científica, de la represión, los sectores de la derecha española vinculados al franquismo necesitaban dar una respuesta porque se estaba resquebrajando el relato monolítico impuesto en la transición. Y como no podían atacar a los hijos ni a los nietos de esos republicanos asesinados, enterrados lejos de cementerios y con orificios de bala en sus huesos, decidieron reconstruir editorial, mediática y culturalmente el relato franquista.

Dos autores, César Vidal y Pío Moa, se convirtieron en los principales defensores y difusores de la explicación franquista: la culpa de la guerra fue de la revolución de los mineros de 1934 o esa secreta intención del gobierno de la República de venderle España a Stalin para convertirla en una república soviética.

Quienes quieren lavar la imagen de Franco necesitan deslegitimar la República. Pero llevamos años viendo sus crímenes en miles de huesos, de vidas rotas y de civiles asesinados en cunetas

Pero lo cierto es que el dictador Francisco Franco dejó firmada en el Boletín Oficial del Estado la explicación de lo ocurrido. Se trata de Ley de 23 de Septiembre de 1939 que consideraba que eran no delictivas actuaciones llevadas a cabo desde el 14 de abril de 1931, día de proclamación de la Segunda República, hasta el 18 de julio de 1936, día de su golpe de Estado. Los actos que Franco no consideraba delitos fueron: cualesquiera de delitos contra la Constitución, contra el orden público, infracción de las Leyes de tenencia de armas y explosivos, homicidios, lesiones, daños, amenazas y coacciones cometidos por personas respecto de las que conste de modo cierto su ideología coincidente con el Movimiento Nacional. Es decir, cualquier asesinato, atentado terrorista o delito violento cometido por motivos políticos contra la república desde el primer día de su existencia era declarado legal. El objetivo de Franco no era poner orden, era mantener una estructura social casi medieval, con un altísimo nivel analfabetismo y un modelo de explotación de trabajadores infrahumano y muy beneficioso para los grandes propietarios del país, incluida la iglesia católica.

El fenómeno del revisionismo tuvo enormes apoyos mediáticos, entre ellos la televisión pública durante el Gobierno de José María Aznar. Pero el movimiento de recuperación de la memoria siguió exhumando fosas, ha enseñado miles de asesinatos, ha implicado a Naciones Unidas y ha convertido a millones de españoles en testigos de esos crímenes.

Al terminar la guerra, Franco recogió los cadáveres de “sus” muertos, reparó a sus familias con becas escolares, con pensiones especiales, con puestos como funcionarios para toda la vida, con reconocimiento social y todo el apoyo económico. Pero a las familias que no apoyaron su golpe de Estado no les dejaron buscar a sus muertos, les arrebataron sus bienes a punta de pistola y crearon un apartheid español donde los defensores del fascismo tenían derechos y beneficios sociales y las familias antifascistas podían servir, malvivir o emigrar, como hicieron cerca de dos millones de personas de familias republicanas que emigraron en los años 50 y 60.

En España hay 114.226 civiles desaparecidos por la violencia franquista y ningún responsable de ninguno de esos crímenes ha sido juzgado jamás

Franco hizo desaparecer al menos a 114.226 civiles; creó 300 campos de concentración, uno de ellos específicamente para homosexuales; aplicaba electroschocks a las lesbianas para curarlas de sus ‘aberraciones’; robó bebés a las presas republicanas con las teorías de un psiquiatra, Antonio vallejo Nájera, que investigó la transmisión de un supuesto gen marxista; incluso cuando compró las primeras vacunas contra la poliomielitis solo eran para hijos de vencedores.

La publicación en Francia de obras que justifican la dictadura franquista y la necesidad de su golpe de Estado,  que pretenden humanizar el fascismo, hay que entenderla como un fenómeno europeo. Las extremas derechas buscan un relato del pasado que no asuste y que explique que los viejos fascismos fueron útiles para salvar a Europa. La sombra renovada del fascismo viaja en páginas de libros, en programas electorales y se extiende por ciudades, medios de comunicación y parlamentos.

El revisionismo español justifica la dictadura de Franco asegurando que las autoridades de la república estaban fuera de la legalidad. Pero lo que realmente hizo el Gobierno de la República fue construir miles de escuelas para combatir el analfabetismo, separar a la iglesia del Estado, celebrar elecciones democráticas con sufragio universal masculino y femenino, tener gobiernos de izquierdas y de derechas, legislar el divorcio, tener la primera ministra de Europa Occidental o llevar la cultura al último pueblo de la geografía española para mejorar el país.

La transición a la democracia la hizo España en la década de los años 30 del siglo pasado. Lo que se hizo tras la muerte del dictadura fue recuperarla

En España se produjo la primera gran victoria militar del fascismo europeo. Los ejércitos de Franco, Hitler y Mussolini comenzaron aquí su camino para tratar de arrastrar al mundo hacia su infierno. Hay quienes quieren lavarles la imagen para allanar nuevos caminos hacia el fascismo. Mientras tanto, en España hay 114.226 civiles desaparecidos por la violencia franquista y ningún responsable de ninguno de esos crímenes ha sido juzgado jamás.

Las personas que construyeron la Segunda República estaban modernizando este país. La transición a la democracia la hizo España en la década de los años 30 del siglo pasado. Lo que se hizo tras la muerte del dictadura fue recuperarla.

Las personas que lucharon contra Franco querían defender esa democracia. Los republicanos españoles que salieron de España huyendo de Franco siguieron su lucha por la democracia en suelo francés, formando parte de la resistencia y de las fuerzas que liberaron París del nazismo. Sus cuerpos están enterrados desde Noruega hasta el sur de Francia.

Quienes quieren lavar la imagen de Franco necesitan deslegitimar la República. Pero llevamos años viendo sus crímenes en miles de huesos, de vidas rotas y de civiles asesinados en cunetas. La narrativa que quiere dulcificar el fascismo pretende allanar un camino y los únicos caminos que respetan la diversidad y protegen derechos transcurren por el territorio de la democracia.

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Fuente:https://www.elsaltodiario.com/crimenes-franquismo/revisionismo-quiere-blanquear-genocidio-dictador-francisco-franco

Familiares de las víctimas han remitido una carta a la regidora de San Lorenzo de El Escorial para quejarse por no renovar la licencia urbanística

theobjective.com / Fran Serrato / 24/08/2022

Las exhumaciones en la cripta del Valle de los Caídos siguen varadas seis años después. Un juzgado reconoció en mayo de 2016 su derecho a dar una «digna sepultura» a las víctimas. El caso volvió al punto de partida cuando una asociación solicitó medidas cautelares. El Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial suspendió la licencia urbanística hasta que la sentencia fuese firme, pese a la petición de las familias. Tienen la intención de pedir amparo al Defensor del Pueblo. La Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) estudia denunciar a la alcaldesa, Carlota López, del PP, a la que acusa de un delito de prevaricación administrativa.

«La decisión de la alcaldesa impide y cortocircuita una decisión judicial. Se pone de manera arbitraria de parte de quienes quieren impedir el derecho de las familias», subraya Bonifacio Sánchez, portavoz de la ARMH. En su opinión se dan las condiciones para llevar a la regidora a los juzgados por un presunto delito de prevaricación administrativa. El artículo 404 del Código Penal establece que «la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público».

La cripta del Valle de los Caídos

Sánchez afirma que la licencia estaba concedida. Se otorgó después de que un juzgado de Primera Instancia de San Lorenzo de El Escorial reconociera el derecho de varios familiares a inhumar a las víctimas del franquismo enterradas en Cuelgamuros. El Ayuntamiento la suspendió en noviembre después de que un juzgado estimara la petición de medidas cautelares solicitada por la Asociación por la Reconciliación y Verdad Histórica para detener el proceso. Familiares y Patrimonio Nacional solicitaron reanudar la licencia, pero el Consistorio se opone hasta que exista sentencia firme.

Los portavoces del Ayuntamiento han declinado hacer declaraciones a THE OBJECTIVE. «Alegan que existe un recurso, pero nos parece un argumento básico. No tiene sentido que se incumpla una sentencia anterior. Tampoco se tiene en cuenta el daño humano que se está causando», sostiene Sánchez. No le extraña que haya razones políticas de fondo. En su opinión, el Gobierno debe tomar cartas en el asunto porque el recinto en el que se encuentran los restos pertenece a Patrimonio Nacional.

Enterramiento en la cripta del Valle de los Caídos. | Foto: Europa Press

«No se puede utilizar un cargo público para impedir el ejercicio de sus derechos a decenas de familias que llevan años luchando. El deber de una representante y de cualquier ser humano es ayudar a cualquier persona a dar sepultura a un ser querido. Quien se oponga está suspendiendo e n primero de derechos humanos», insiste el portavoz de la ARMH. Sánchez pone de manifiesto que los descendientes de las víctimas son personas mayores y que muchas fallecen sin conseguir su propósito. Entre ellas Manuel Lapeña, de 97 años, que falleció hace uno tras toda una vida luchando por recuperar los restos de su padre y de su tío.

Los familiares de las víctimas han remitido una carta a la alcaldesa de San Lorenzo de El Escorial para pedirle que autorice una nueva licencia que agilice las exhumaciones. Entre ellas, la familia de José Antonio Marco Viedma, inhumado en el Valle de los Caídos «tras haber sido violada su tumba y profanado su cadáver» en la fosa común del Cementerio Municipal de Calatayud (Zaragoza). Una de las firmantes es su sobrina-nieta Silvia Navarro, que acusa a la regidora de poner trabas a un derecho que tienen reconocido. «Se basa en un supuesto informe jurídico del Ayuntamiento».

Recuperar los restos

«Lo justo sería denunciarla por prevaricación, pero llevamos tanto dinero gastado que no podemos permitirnos contratar a un abogado». Navarro se lamenta porque, a estas alturas, los descendientes de los republicanos tengan que estar luchando en los juzgados. Cuenta que son gente humilde, sin recursos, y que muchos desean recuperar los restos de sus parientes antes de morir.

Es el caso de Mercedes Abril, de 88 años, y de Francisca González, de 85, a cuyos padres asesinaron. El mausoleo franquista acoge los restos óseos de 33.833 personas, un tercio enterrados de forma anónima y sin el conocimiento de sus familias. Navarro afirma que están cansados de luchar. «No es una cuestión de derechas ni de izquierdas, sino de reparación».

Bonifacio Sánchez subraya que la ARMH va a interponer una denuncia por prevaricación administrativa para recordarles a las víctimas del Valle de los Caídos que no están solos. Navarro lo agradece, aunque explica que su interés es pedir amparo al Defensor del Pueblo español y europeo. El encargado de ese cometido es Íñigo Jaca, sobrino de un miliciano vasco inhumado en Cuelgamuros. No obstante, reconoce que no lo tendrán fácil porque estas instituciones piden que el proceso judicial está concluido.

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Fuente:https://theobjective.com/espana/2022-08-24/victimas-franquismo-prevaricacion/

La asociación memorialista, que cuestiona «quién y para qué» asesora al Gobierno asturiano, propone crear una oficina de atención de las víctimas del franquismo

lavozdeasturias.es / 16/08/2022

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha criticado este martes que el Gobierno asturiano destine más de 102.000 euros para el estudio de 40 fosas de personas desaparecidas en la guerra civil y la dictadura franquista en vez de invertir esos recursos en ayudar a las familias a enterrar a sus familiares.

Su vicepresidente, Marco Antonio González, asegura que es más necesaria la ayuda en la búsqueda de los familiares desaparecidos que en señalizar las fosas comunes González considera que el empleo de un georradar para localizar estas fosas, como figura en el proyecto de Memoria Democrática, es una tecnología que se ha descartado hace años como «inútil» en la búsqueda de las fosas del franquismo, lo que les hace cuestionarse «quién y para qué» asesora al Principado.

La ARMH propone la creación de una oficina de atención de las víctimas de la represión franquista como existe en Euskadi y Navarra para que las desapariciones se consideren como «un derecho» y entiende que sería más lógico atender a los testimonios de las personas nonagenarias. La asociación ha llevado a cabo varias exhumaciones de fosas comunes en Asturias con sus propios recursos, entre ellas la semana pasada en La Garba, en Grado, contando para ello con la ayuda de voluntarios.

El Gobierno asturiano ha encargado ya a la empresa pública Tragsatec el estudio e investigación de 40 fosas comunes con el fin de determinar los emplazamientos donde puedan hallarse restos, concretar sus ubicaciones y documentar sus antecedentes históricos.

Para llevar a cabo estas tareas, solicitarán información a familiares y personas conocidas de las víctimas, como datos personales, fechas y lugares de enterramiento y, siempre que sea posible, la aportación de fotografías, documentos y otros objetos.

Una vez finalizada la investigación histórica, y con el objeto de completar con mayor precisión las fichas del catálogo de fosas comunes, se identificarán las localizaciones con georradar, lo que permitirá ubicar las 40 fosas y esclarecer si se conservan en ellas restos humanos. Los trabajos se realizarán en 40 fosas seleccionadas por el Instituto de la Memoria Democrática del Principado de Asturias en los concejos de Tineo, Cangas del Narcea, Salas, Candamo, Teverga, Laviana, Oviedo y Aller, informa Efe.

Asturias ultima un plan de exhumaciones de desaparecidos en la dictadura

El Principado destinará más de 102.000 euros al estudio de 40 fosas comunes con el fin de determinar los emplazamientos donde puedan hallarse restos

Asturias destinará más de 102.000 euros al estudio de 40 fosas de personas desaparecidas en la guerra civil y la dictadura franquista para actualizar el actual catálogo de enterramientos comunes y víctimas, y como paso previo al plan de exhumaciones que pretende impulsar.

El Gobierno de Asturias ha encargado ya a la empresa pública Tragsatec el estudio e investigación de 40 fosas comunes con el fin de determinar los emplazamientos donde puedan hallarse restos, concretar sus ubicaciones y documentar sus antecedentes históricos. El Principado cuenta con un catálogo de enterramientos y víctimas, en constante actualización, que se completará con este nuevo análisis, como paso previo para impulsar un plan de exhumaciones en la comunidad.

El equipo técnico que participará en el estudio está compuesto por Manuel Menéndez Díaz, Arantza Margolles Beran, Irene Faza Aladro, Adrián González López e Isabel Carballo Pérez, que se ocuparán, entre otras labores, de la recogida de testimonios, la documentación histórica, las exploraciones con georradar y la elaboración de fichas sobre personas desaparecidas. Para llevar a cabo estas tareas, solicitarán información a familiares y personas conocidas de las víctimas, como datos personales, fechas y lugares de enterramiento y, siempre que sea posible, la aportación de fotografías, documentos y otros objetos. Las entrevistas se grabarán y se transcribirán con el fin de asegurar su conservación.

Una vez finalizada la investigación histórica, y con el objeto de completar con mayor precisión las fichas del catálogo de fosas comunes, se identificarán las localizaciones con georradar, lo que permitirá ubicar las 40 fosas y esclarecer si se conservan en ellas restos humanos. La información recabada a través de testimonios, investigación documental y localización por georradar facilitará la elaboración de fichas con todos los datos verificados: denominación, localización, concejo, intervenciones, número de víctimas y fuentes historiográficas, entre otros.

Los trabajos se realizarán en 40 fosas seleccionadas por el Instituto de la Memoria Democrática del Principado de Asturias en los concejos de Tineo, Cangas del Narcea, Salas, Candamo, Teverga, LavianaOviedo y Aller, informa Efe.

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Fuente:https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2022/08/16/armh-critica-asturiassenalice-fosas-vez-buscar-desaparecidos/00031660646000287373620.htm

La exhumación de La Garba congrega a hijas, nietos, bisnietas o jóvenes sin vínculo familiar con ganas de ayudar en la búsqueda: “Hay que saber de dónde venimos para saber a dónde vamos”. La ARMH ha encontrado restos de al menos seis cuerpos.

— Nietos y voluntarios ante una fosa: “Es el Estado el que debería encargarse de los desaparecidos. Los derechos humanos no se subvencionan”

eldiario.es / Olga Rodríguez / 13/08/2022

En torno a la apertura de una fosa surgen siempre grandes conversaciones. Se extraen huesos, objetos, pruebas de los crímenes, pero también relatos y palabras que llevaban décadas silenciados, pospuestos. Ha ocurrido estos días en La Garba (Grau, Asturias), donde el equipo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha localizado y exhumado restos de al menos seis personas asesinadas y desaparecidas en 1938 y 1939 por la represión franquista.

Alrededor de la zanja abierta han surgido diálogos pendientes, intercambio de información y de afectos, como los que las personas voluntarias de la ARMH han mostrado hacia las hermanas Amparo y María Ángeles Arias, de 86 y 91 años respectivamente, hijas de José Arias, asesinado y desaparecido en esta fosa en 1938.

Ellos me fueron transmitiendo pinceladas desde pequeñina. Y de ese modo es como si yo misma lo hubiera conocido 

Sandra, bisnieta

“Ojalá nuestros hermanos mayores estuvieran vivos para poder presenciar esto. A mi madre le tocó una vida muy dura”, musitaba este jueves Amparo mientras observaba cómo dos arqueólogos de la ARMH cepillaban los huesos que asomaban en la fosa del prado Canto La Piedra.

“Esto ya va a acabar, ya van a estar juntines tu padre y tu madre, ya tocaba”, le contestaba una vecina de Grau. “Si identifican a mi padre queremos enterrarlo con mi madre”, explicaba Amparo.

Hasta cuatro generaciones se han congregado en La Garba estos días. Sandra, una joven bisnieta de José Arias, recuerda cómo en su infancia escuchaba a su abuela y a sus tíos abuelos “contar la historia”: “Mi abuela y sus hermanos siempre tuvieron la pena por lo ocurrido. Ellos me fueron transmitiendo las pinceladas de la historia desde pequeñina. Y de ese modo puedes recordarlo, como si yo misma lo hubiera conocido”, explica con ojos expresivos.

“Cuando mi abuela ha sabido que al fin estaban abriendo la fosa, ha sentido alivio, como que ha descansado”, añade.

Tres niños huérfanos escondidos en un pajar

Por aquí han pasado también los hermanos Josefa y Gustavo Díez Rodríguez, nietos del matrimonio formado por María Concepción García y Enrique Rodríguez Siñeriz, arrestados y asesinados juntos en 1938 y arrojados a la fosa. Tenían tres hijos, la mayor de once años. Los niños se quedaron varios días solos en casa, aguardando su regreso.

“Entró gente a robar varias veces a la casa y se escondieron en el pajar, muertos de miedo”, relata Josefa. “Allí estuvieron hasta que vino un familiar del pueblo que se hizo cargo de ellos y después se fueron con una hermana de mi abuela que ya tenía cuatro o cinco hijos”.

“Mi madre quedó marcada. En sus últimos años de vida tuvo Alzheimer y la pobre a mí me llamaba mamá. A su hija la llamaba mamá, buscaba a su madre, muerta cuando ella tenía 11 años. Qué cosas”, añade Josefa. “Al tener tres hijos pequeños podían haber dejado a mi abuela viva, pero no”.

Su hermano Gustavo prosigue: “Esas cosas parece que están tapadas en la memoria pero cuando esta empieza a deshacerse…”. “Ellos tenían unos amigos que se habían marchado a Francia exiliados, y le decían a ella que marcharan con ellos. Mi abuela decía que no, que para qué iban a ir, que no habían hecho nada malo”.

Esta bala se llevó por delante a una persona. De algún modo, se llevó por delante a una familia entera. Y, a gran escala, a un pueblo entero.

Jóvenes a pie de fosa

Entre la gente que ha visitado esta fosa ha habido varios jóvenes sin vínculos familiares con las víctimas pero con ganas de conocer la historia de su comarca y de ayudar en las tareas de búsqueda. Es el caso de Candela Fernández, una adolescente de quince años que llegó el martes ofreciéndose a colaborar:

“Me interesa mucho la memoria y quiero participar para que nuestro futuro sea mejor”, explica. “Ha venido dos días seguidos, se ofreció a echar una mano y ha estado aquí como una más cribando tierra”, cuentan integrantes de la ARMH.

“La gente joven tiene que conocer de dónde viene para saber a dónde van”, reflexiona Marina Solís, madre de Candela.

Marina y su hija Candela de 15 años, vecinas de la zona que se han ofrecido a ayudar al equipo de la ARMH en las tareas de exhumación. Aquí, cribando tierra | Oscar Rodríguez (ARMH)

En el equipo de voluntarios de la ARMH hay varios jóvenes que ya han participado en otras exhumaciones. Uno de ellos es José Manuel Doutón, de 22 años, licenciado en Historia y encargado estos días de cribar la tierra, de atender a las familias de las víctimas y de ofrecer información a periodistas y curiosos. “Me interesa mucho este aprendizaje, estar en un movimiento social para crear un mundo mejor y ayudar”, cuenta.

Julia Silva, de 24 años, trabajadora social, también ha participado en varias exhumaciones: “El sistema que rodea a cualquier persona es la familia. Incluso cuando parece que no, la familia siempre está presente. Una de estas balas que hemos encontrado aquí se llevó por delante a una persona. Pero no solo a ella. De algún modo, se llevó por delante a una familia entera. Y, a gran escala, a un pueblo entero, porque esto afecta a toda una comunidad”, explica.

El arqueólogo Serxio Castro y los voluntarios de la ARMH Julia Silva y David Ramírez. | Olga Rodríguez

La solidaridad de la búsqueda

“No puedo evitar pensar que esta bota fue usada, tuvo vida, se aprecian las pisadas en el talón”, musita Malena García, voluntaria de la ARMH mientras retira la tierra que rodea a una bota que asoma en la fosa.

Un par de metros más allá, en la misma zanja serpenteante, el arqueólogo Serxio Castro cepilla pacientemente un cráneo aún incrustado en el suelo y el voluntario David Ramírez, experto en objetos, escruta unas gafas halladas el día anterior. A su lado, la arqueóloga Nuria Maqueda y el vicepresidente de la ARMH, Marco González, cavan y supervisan. Llevan más de una década participando en exhumaciones. Óscar Rodríguez, el fotógrafo de la asociación, documenta cada hallazgo.

A mi bisabuela la raparon y violaron dos días después de haber dado a luz. Tuvieron que subirla a un carro porque no se tenía en pie. 

También colaboran varios voluntarios de Asturias, como David Fernández o la historiadora Marina García, librera en Gijón. Algunos de ellos tienen familiares asesinados o desaparecidos por el franquismo. Es el caso de Marina:

“Mi bisabuela sale en un libro en asturiano sobre la represión en la zona occidental de Asturias. Ella lo contaba poco, pero supimos que la sacaron de casa, la raparon y la violaron. Había dado a luz dos días antes. Tuvieron que subirla en un carro porque no podía ponerse de pie”, cuenta mientras escarba la tierra.

Voluntarios de la ARMH hablan con Sabino Fernández, de 90 años, hijo de un desaparecido en la fosa del Rellán | Olga Rodríguez

Malena García se ha encargado estos días de tomar datos y muestras de ADN a las familias de los desaparecidos en esta fosa. Cerca de aquí se encuentra la fosa del Rellán, donde hace unos meses la ARMH exhumó restos de varias víctimas. La próxima primavera, cuando se ablande la tierra, retomarán las tareas. Mientras tanto, la identificación del ADN sigue su curso, a la espera de las pruebas del laboratorio. El proceso es lento.

“Si el Estado se encargara de tener equipos propios que impulsaran las identificaciones todo podría ir más rápido”, murmura un voluntario cuando llega hasta esta exhumación de La Garba Sabino Fernández, de 90 años de edad, hijo de un asesinado en la fosa del Rellán. Viene acompañado por su hijo: “Buenas tardes, amigos. ¿No sabréis cuánto queda para que tengamos el resultado de las pruebas?”, pregunta. El tiempo depende del laboratorio privado al que se han enviado las muestras de ADN.

El equipo de la ARMH se moviliza y corre hacia Sabino para tranquilizarle. Surgen muestras de cariño, palabras de aliento, miradas atentas. “Ochenta y cuatro son ya. Ochenta y cuatro años esperando”, murmura el hombre. “Gracias por todo, amigos. Gran trabajo hacéis”, dice su hijo. Cuando se alejan en su coche, se hace el silencio y a una voluntaria se le humedecen los ojos. En la solidaridad de la búsqueda no solo se resienten las rodillas y las lumbares.

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Fotografía destacada: Amparo Arias, hija de José Arias, asesinado y desaparecido en la fosa de La Garba en 1938, junto con hijas, nietos, bisnietas, integrantes de la ARMH y vecinos de la zona. | Olga Rodríguez

Fuente:https://www.eldiario.es/sociedad/cuatro-generaciones-pie-fosa-franquismo-acabar-juntines-toca_1_9237623.html

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