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Exhumación Fosa 4 Guadalajara

El equipo de la ARMH formado por numerosos voluntarios y familiares se ha reunido un año más en el Cementerio de Guadalajara para llevar a cabo la exhumación de los 26 cuerpos que contenía la fosa número 4. Estas víctimas fueron asesinadas entre el 26 de abril y el 3 de mayo de 1940.

Durante los trabajos de exhumación y coordinados al tiempo que los huesos eran extraídos de la fosa dos forenses voluntarios que viajaron desde la localidad portuguesa de Coimbra, los iban limpiando, analizando y realizando las tomas de muestras genéticas para una futura identificación científica mediante pruebas del ADN.

Las labores empezaron el pasado día 1 de octubre y finalizaron 12 días después. En esta ocasión y al igual que en años anteriores, el equipo tuvo que trabajar teniendo en cuenta las medidas de seguridad necesarias ya que la profundidad de la fosa se iba acercando a los casi 4 metros.

Durante el desarrollo de los trabajo visitaron el lugar numerosos familiares de las víctimas de la fosa 4 y otros de las diferentes fosas que quedan por recuperar. Una de las visitas más emocionantes se produjo cuando Julián López del Campo, de 94 años, se acercó al cementerio para conocer dónde fueron depositados los restos de su hermano Mariano, que tenía 23 años cuándo fue asesinado. Otros dos hermanos nonagenarios viven todavía.

Muy emocionado, Julián relataba, junto a la fosa que se estaba exhumando, cómo cuando en el día de los difuntos trataban de acceder al cementerio para llevar unas flores a su hermano, grupos de falangistas se ponían en la puerta del cementerio para impedirles el acceso, insultarles y humillarles por ser rojos.

Mariano López del Campo era natural de Mandayona (Guadalajara), soltero y trabajaba como chófer. Pertenecía al Partido Comunista. Se presentó en el cuartel de la guardia civil tras escuchar el decreto de Franco de que no les pasaría nada a quienes no tuvieran las manos manchadas de sangre. Terminó siendo una trampa y fue asesinado por los franquistas.

Fue detenido el 6 de mayo de 1939 y juzgado en el sumario militar de urgencia número 1220, de 1939. Condenado a muerte, fusilado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 3 de mayo de 1940.

En el contexto de la exhumación el equipo encontró algunos objetos curiosos: un monedero con alguna moneda republicana, una cartera sin documentación, con restos de un billete; un lápiz, botones, casquillos de mauser y hebillas. Como curiosidad, y se puede ver en la fotografía anterior, aparecieron tres objetos que muestran como los detenidos pasaban las horas realizando pequeñas obras de artesanía con unos mínimos materiales.

 

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Exhumación Manzanares (Ciudad Real)

La ARMH realizó en mayo la exhumación de los cuerpos arrojados a dos fosas comunes en la localidad de Manzanares, en la provincia de Ciudad Real. En ella se esperaba recuperar los restos de 30 víctimas de la represión franquista, asesinadas después de la guerra, entre junio de 1939 y noviembre de 1940.

En Manzanares hay un total de 288 víctimas asesinadas entre 1939 y 1947. De estas hay 255 enterradas en una fosa intramuros y dos con 33 personas extramuros; la separación entre ellas se debe a la división entre las zonas católica y civil del cementerio. En esta primera actuación de la ARMH se va a llevó a cabo la exhumación de la zona civil, lo que fue extramuros antes de los años 70-80.

Los familiares han estado muchos años protegiendo ese lugar. En 1981 la viuda de uno de los asesinados, Josefa Peñuelas, viuda de Francisco Martín Alcarazo, promovió la colocación de una placa con todos los nombres. En los años siguientes los familiares colocaron sepulturas sobre la tierra para señalar el lugar de la fosa y los posibles cuerpos allí enterrados. Fue gracias al esfuerzo de las familias que el lugar conservó su memoria y su recuerdo intacto.

Los trabajos se llevaron a cabo durante algo más de dos semanas, en una de las intervenciones más duras realizadas por la ARMH a lo largo de su historia.

El trabajo en la primera fase fue extremadamente meticuloso y ralentizado por el tipo de suelo calizo y la estrechez de la fosa que permitía trabajar a una sola persona dentro de ella. En una primera fase se recuperaron diez cuerpos antes de tomar la decisión de vaciar con una máquina retroexcavadora la tierra que rodeaba las fosas y así facilitar el trabajo del equipo de la ARMH.

También se produjo un gran avance en el número de familias implicadas consiguiendo contactar con más descendientes, esto en alguno de los casos se había visto complicado porque las familias emigraron lejos del pueblo en busca de unas condiciones sociales y laborales que no podían obtener al estar señalados por las autoridades franquistas.

Los familiares, que cada tarde y durante las dos semanas en las que transcurrió la exhumación se congregaban alrededor de la exhumación, decidieron celebrar un acto el sábado 29 de mayo con el que rindieron homenaje a las personas asesinadas en Manzanares, en el que miembros de la Asociación tuvieron también la oportunidad de explicar las labores que llevan a cabo desde hace 20 años en su lucha por la memoria y la defensa de los derechos de las víctimas de la represión franquista.

La ARMH apoyará al colectivo de familias organizado con la pretensión de que el trabajo de exhumaciones continúe en las 14 fosas que todavía se conservan dentro del propio cementerio. Se trata de una labor de DDHH y de voluntad política, que la ARMH recuerda constantemente al Gobierno de España. Los derechos de las víctimas no deben ser subvencionados; se deben garantizar.

La exhumación de las dos fosas comunes del cementerio de Manzanares, de la que finalmente se recuperaron los cuerpos de 34 personas asesinadas por la represión franquista, se prolongó durante 17 días de trabajo ininterrumpido y complejo a causa de las condiciones del suelo en las que una de las fosas que llegó a superar los 6 metros de profundidad.

El siguiente paso será al estudio de los restos óseos, para extraer de ellos toda la información de los mismos sobre la edad, la estatura y algunas características físicas que puedan orientar las identificaciones que finalmente se llevarán a cabo mediante pruebas de ADN.

Durante los trabajos de exhumación se encontraron diversos objetos que serán estudiados, restaurados y entregados a las familias en caso de que se produzcan las identificaciones. Entre los objetos se encontró: una medalla de una virgen, unas gafas, una caja de cerillas y además se han recogido numerosos casquillos de bala.

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Exhumación Teilán II

Fosa: Teilán II (Lugo)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

La fosa de Teilán (Bóveda, Lugo) estaba compuesta por tres enterramientos individuales en los que se encontrarían los cuerpos esqueletizados de Bernardo Álvarez Trabajo, alias Gasta, Manuel Fernández Soto, alias Coronel Benito, y Elías López Armesto, alias Pájaro. La defunción de estos tres guerrilleros antifranquistas aparecía inscrita en el Registro Civil como «desconocidos». Sus cuerpos se disponían de la siguiente manera: dos fosas individuales (las de Coronel Benito y Gasta) en la parte lateral izquierda de la iglesia, junto al muro que cierra el cementerio al Norte, mientras que los restos de López Armesto se encontrarían frente a los nichos de la parte posterior de la misma (Causa 222/49 de Lugo).

El equipo de voluntarios de la ARMH realizó en septiembre de 2012 la exhumación de uno de los cuerpos localizados a la izquierda de la iglesia, un lugar muy señalado y bien marcado por los documentos históricos de la época. Confiando en que realmente los datos recogidos en el expediente militar eran ciertos, se procedió a exhumar el cuerpo del que, según dicha información, se correspondería con el de Bernardo Álvarez Trabajo. Durante esas tareas arqueológicas de exhumación, se dejaron al descubierto las dos fosas, que se ubicaban una al lado de la otra. De la que constaba como la fosa del Manuel Fernández Soto, únicamente se descubrió el cráneo, se fotografío, se documentó el lugar exacto en el que se emplazaba el enterramiento y, seguidamente, sin alterar su posicionamiento en la fosa, se volvió a cubrir. No obstante, antes de taparlo nuevamente, se extrajo un molar de dicho cráneo para que, en caso de no corresponderse las identidades y de, como terminó ocurriendo, los cuerpos hubieran sido enterrados incorrectamente, pudiera procederse a la identificación genética de este cuerpo y contrastarlo con las muestras indubitadas de los familiares de Bernardo.

Las muestras de ADN fueron remitidas al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que se encargaron de la identificación genética. Tras verificar que el cuerpo exhumado por ARMH en 2012 no se correspondía con el de Bernardo Álvarez, se demostraba que los cuerpos habían sido registrados erróneamente (desconocemos el motivo); de esta manera, se envió el molar extraído del cuerpo numerado como Individuo 2 (Fosa II).

Tras el análisis, se confirmó la identificación del cuerpo del Individuo 2 como Bernardo Álvarez Trabajo, por lo que se iniciaron todos los trámites necesarios para la exhumación de su cuerpo y su posterior análisis antropológico-forense (aunque en este caso serviría sólo para corroborar la identificación, certificar las causas de la muerte y comprobar si la autopsia realizada al cuerpo en 1949 es correcta o si también se halla falsificada).

Durante la exhumación del año 2012 se procedió a la búsqueda sin éxito del cuerpo de Elías López Armesto, por lo que sus restos no han podido ser recuperados. Cabe señalar que, según los informes de la época, se trataba de algunos restos sueltos encontrados en el monte y trasladados al camposanto de Teilán.

Más sobre la exhumación:
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Exhumación Valdelallama

Fosa: Valdelallama – Villanueva V. (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Los registros civiles de Ponferrada han permitido localizar gran cantidad de personas que podrían hallarse enterradas en el paraje de Valdelallama, una parcela perteneciente a Villanueva de Valdueza. Considerando que la ARMH dispone de gran cantidad de reclamaciones de familiares que desean encontrar a sus desaparecidos asesinados tras ser secuestrados de sus domicilios y retenidos, algunos de ellos, en la cárcel de la población, se ha decidido proceder a la búsqueda de los cuerpos de las personas asesinadas en el paraje antes citado. De esta manera, la investigación en este caso se desarrollará a la inversa a lo que es habitual, es decir, proceder a la exhumación de los restos y, a partir de ésta, llevar a cabo la identificación de estos restos mediante estudios antropológicos y, en caso de que sea necesario, también genéticos.

No obstante, queremos señalar en este apartado que algunos testimonios de los pueblos cercanos ofrecieron varias versiones de los hechos. Algunos aseguraban que las víctimas habían sido conducidas a aquel paraje ya habiendo sido asesinadas, apuntando el Montearenas como posible lugar de asesinato. Otros vecinos aseguraban que las víctimas habían sido asesinadas en aquel paraje al borde de la carretera, los cuerpos de los cuales habían caído por el terraplén.

La exhumación tuvo lugar en el mes de septiembre de 2012, con la localización de 3 fosas individuales.

Más sobre la exhumación:
Libro de Visitas (Valdelallama)
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Exhumación Abenójar

Fosa: Abenójar (Ciudad Real)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

En el antiguo cementerio civil de Abenójar debían localizarse los cuerpos de cinco personas asesinadas durante los primeros años del Franquismo. Tras la exhumación, únicamente pudieron recuperarse los cuerpos de tres de las cinco víctimas, desconociendo qué pudo suceder con los restos de las otras dos.

Sixto Fernández Castillo era natural y vecino de Abenójar (Ciudad Real) Era labrador y viudo de Valentina Calvo Redondo con la que tuvo una sola hija, Emilia. Se hallaba preso en la cárcel de Almodóvar del campo de la que huyó el 12 de diciembre de 1939 junto a Teófilo Soriano Anguita. Apodado “colorao” se echó al monte tras la huida, donde perduró hasta su detención en febrero de 1941. Según testifica, él mismo mató en junio de 1940 a José Morejudo, un conocido maqui. Tenía 46 años cuando lo fusilaron.

Teófilo Soriano Anguita también vivió siempre en Abenójar. De profesión chofer, estaba soltero aunque tuvo un hijo llamado Anastasio. Le apodaban “Moreno” y se escapó junto a Sixto Fernández de la cárcel de Almodóvar del campo en diciembre de 1939, echándose al monte. Según la información que puede extraerse de la causa militar, Teófilo era un dirigente comunista y formó parte de los comités revolucionarios. Tenía 33 años cuando lo mataron.

Daniel Yepes Padilla era soltero y vecino de Navacerrada. Soltero y de profesión labrador, fue detenido en su pueblo por la Guardia Civil, de la que consiguió huir internándose en la sierra el 10 de diciembre de 1939. Pertenecía a la CNT, concretamente a la brigada 77. Tenía 28 años cuando lo fusilaron.

De Manuel Marmolejo Pérez poca información conocemos de él, sólo la que puede extraerse de su acta de defunción . Era cordobés pero residía en Abenójar junto a su mujer Irene Sánchez Sandoval, de 38 años, y sus tres hijos José, Francisco y Anastasio, todos menores de edad. Tenía 40 años cuando fue asesinado.

Avelino García era pastor y residía en el Cortijo “La Dehesa” de Abenójar (Ciudad Real). Fue un combatiente republicano durante la Guerra Civil Española y el día de su detención tenía 30 años. El alguacil del ayuntamiento fue a pedirle que lo acompañara al cuartel de la Guardia Civil para un simple interrogatorio. Era el día 30 de noviembre de 1940. Esa misma noche fue asesinado junto a Manuel Marmorejo Pérez “El Chocero” de 32 años en las tapias del cementerio, y enterrado en el interior del mismo.

Más sobre la exhumación:
Libro de visitas Abenójar
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Exhumación Villanueva Valdueza

Fosa: Villanueva de Valdueza (León)
Fuente: Informe arqueológico de la exhumación
Autor: René Pacheco Vila
Álbum de fotografías de la exhumación

Antonio Fernández González, jornalero de profesión, tenía 24 años de edad, era natural de San Esteban de Valdueza y vecino de Villanueva de Valdueza, ambas pedanías en la actualidad de Ponferrada (León). Le apodaban El Cesterín, por ser hijo del cestero del pueblo, Manuel Fernández. Se encontraba en su casa el 9 de octubre de 1936 en compañía de su esposa, María García González, y de sus dos hijos, Constantino y Antonio, ambos menores de edad cuando fueron a buscarlo. Su esposa, tras oír la llamada a la puerta le rogó a su marido que se escapara, a lo que él la tranquilizó contestándole que no se debía preocupar, que eran amigos suyos los que venían en su busca.

La memoria colectiva cuenta que Antonio había sido obligado, días antes de su asesinato, a ir en busca de Nicasio Astorgano Carrera a su domicilio para comunicarle que debía personarse ante los falangistas; siendo El Cesterín consciente de las intenciones de éstos, le recomendó a Nicasio que se escapara, que no quedaba otra alternativa si quería seguir con vida. Al volver, Antonio les dijo a los falangistas que no lo había encontrado y que, por lo tanto, no había podido transmitirle el mensaje. No obstante, unos vecinos habían visto cómo ambos habían estado hablando, entendiendo los falangistas que Antonio estaba mintiendo y estaba protegiendo a Nicasio.

Supuestamente, ese fue el motivo que llevó al secuestro de Antonio Fernández, el cual recibió en la plaza del pueblo algunos golpes y ataques con arma blanca, y conducido, ya moribundo, a La Cortea, para allí ser fusilado y abandonado.

Horas más tarde, el enterrador del pueblo fue obligado a subir hasta el paraje donde yacía sin vida el cuerpo de Antonio. Allí se excavó una pequeña fosa, se colocó el cuerpo y se cubrió de tierra. Cuentan sus hijos que siempre recordaron el lugar en el que yacía su padre porque, en aquel punto exacto, el trigo crecía más verde y alto. La mujer de Antonio murió en 1942 y sus hijos se vieron forzados a exiliarse en 1952 a Argentina.

Más sobre la exhumación:
Libro de Visitas (Villanueva Valdueza)
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